Federalismo, Democracia y Gobiernos Locales
Un Estado federal se encuentra en un proceso permanente de constitución dinámico por naturaleza, que supera el momento en que fue fundado por las partes federadas que lo integran. Ordenado bajo parámetros importantes como la libertad, la pluralidad, la integración democrática de las minorías, la igualdad jurídica y la autonomía regional. La democracia también juega un rol importante tanto a nivel regional como a nivel nacional, retomando temas como los partidos políticos, la definición de mayorías complejas y la democracia por consenso.
El federalismo en los gobiernos locales es interesante con respecto al desarrollo de la ciudadanía y el autogobierno en los espacios locales, como consecuencia de la propia estructura federal, de acuerdo con los principios de no concentración de los poderes del Estado y de delimitación de las funciones de gobierno.
El federalismo ha tenido dos fenómenos que lo han impactado en el siglo xx: las crisis económicas y la globalización económica. Ambas circunstancias, han provocado redefiniciones en las tareas de los Estados nacionales y, por ende, han generado tensiones de diversos signos en sus relaciones con los gobiernos locales y el equilibrio entre todas las partes.
El federalismos tiene en su estructura una multiplicidad de variables que intervienen en la conformación de los sistemas políticos, que influyen directamente en los contenidos específicos de elementos tales como el Estado de derecho, el entramado institucional y las prácticas de los actores políticos, entre las que destaca la cultura cívica y el ejercicio ciudadano de los valores de la democracia.
A pesar de todas estás variables, el federalismo es un sistema cuya flexibilidad inherente le permite adaptarse a las nuevas circunstancias que presenta la globalización y cuya tendencia a la democracia lo hacen un modelo de organización política vigente.
La definición del federalismo, tanto como la de la democracia, han sido tareas complejas que por largo tiempo han ocupado a la ciencia política y a otras disciplinas que analizan el poder político y su organización en los Estados. No existe una respuesta única para ambos conceptos y tampoco existe una salida única para explicar su relación, así como su conexión con los gobiernos locales.
El estudio de estos conceptos conlleva una variedad de contenidos destacados: desde lo cultural hasta lo financiero; desde lo político hasta lo institucional y administrativo. A tales perspectivas deben sumarse los marcos teóricos desde los cuales se analiza cada una de éstas, lo cual multiplica la diversidad de contenidos para el federalismo, para la democracia y para los gobiernos locales.
La diversidad conceptual y de formas concretas del federalismo, de la democracia y de los gobiernos locales, no impide que puedan encontrarse puntos básicos de confluencia, el procedimiento para definir ese espacio de encuentro entre los conceptos inicia por la recuperación de una definición básica del federalismo.
El federalismo es reivindicado como una estructura y un proceso político, en la medida en que se trata de un modelo para determinar al Estado y para regular la distribución del poder. Precisamente, la dimensión política del federalismo es la que permite ir tendiendo los puentes de su relación con la democracia y con otros valores o principios políticos asociados directamente con ésta.
El federalismo puede pensarse como un eje que al girar nos acerca primero a la democracia y, después, va descubriendo su relación con los gobiernos locales. El federalismo se acerca más a los gobiernos locales en la medida en que ha impulsado la democracia; y menos como un derivado inmediato de su propia estructura. Existe una conexión estrecha del federalismo con los gobiernos locales, necesaria e inevitable.
El federalismo queda así concebido como un catalizador del principio universal que relaciona a los ciudadanos con los gobiernos locales, en la medida en que implica a la democracia y a sus valores políticos, los cuales, a su vez, sí pueden argumentarse como una consecuencia directa de su propia dinámica. Dicho en otros términos, la esencia democrática del federalismo es la que impulsa su principal encuentro con los gobiernos locales.
Las relaciones entre estos conceptos pueden tener una secuencia en espiral entre el federalismo, la democracia y los gobiernos locales, influyéndose recíproca y positivamente. En el terreno de la práctica social no existen los caminos únicos ni los destinos predeterminados. Los países federales no son el federalismo, de la misma manera que la democracia no es idéntica a los sistemas políticos, ni los gobiernos locales equivalen directamente al autogobierno ciudadano.
El mundo de lo real es siempre más complejo; los conceptos solamente tienen la capacidad para establecer una o algunas conexiones entre sí, por lo que el cuadro de lo real queda inevitablemente incompleto. No obstante su limitación, las líneas abiertas por los conceptos tienen la aspiración de configurar el entorno esencial del objeto, y constituyen su boceto o estructura principal entre las relaciones que existen entre el federalismo, la democracia y los gobiernos locales.
Bibliografía
Tonatiuh Guillén López, "Federalismo, Gobiernos Locales y Democracia", cuadernillos de divulgación de la cultura democrática num 17, INE, México, 2016. Pág 9-17.
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