domingo, 5 de abril de 2020

DESCRECIMIENTO : Una Alternativa Ecológica y Económica para las Sociedades. (Gobiernos Comunitarios) RAÚL OLMEDO

Alternativa Económica

sistema-económico
Sistema Económico Alternativo
Foto original aquí.

Resulta ser un buen ejercicio de reflexión pensar y repensar nuestra realidad, no solo porque vivimos y convivimos en un mismo mundo, sino porque, las dinámicas con las que nos relacionamos día con día siempre son las mismas, vivimos en un mundo que está en constante movimiento y que parece seguir una inercia que no para dentro de las veinticuatro horas del día, porque mientras que en una parte del mundo es de noche por la otra parte es de día, y en este sentido, se sigue una dinámica que no para la actividad humana en un ciclo de constantes interacciones que parecen no descansar ni un segundo.

A pesar de lo diferente que se puede percibir esta realidad mundial en cada uno de los países que conformamos este planeta, las diferencias no son del todo radicales, ya que, todos vivimos sumidos bajo un mismo esquema sistémico, que engloba a los factores económicos, productivos y consumistas en relación a los estándares globales, que determinan características idealizadas para alcanzar un crecimiento económico que propicie el desencadenamiento que otros rasgos sociales reconocidos como ideales y fundamentales para el desarrollo de todas las naciones.

En este esquema universal es fácil asumir que todos los que habitamos en este mundo nos vemos influenciados bajo estas características que todos reconocen como "necesidades primordiales” que incumben a todas las naciones; dentro de este panorama tan amplio también es preciso establecer que en la sinergia de esta dinámica tan familiar para todos, se pueden vislumbrar características que nos permiten identificar que nuestra realidad global si puede verse alterada, según el punto de vista con el que se mire y actue, esto nos presenta una la visión de un mundo que se divide en dos grandes bloques, y que de acuerdo a sus características pueden llegar a dimensionarce distintas interpretaciones de una misma realidad mundial.

En primer lugar podemos observar una categoría mundial que identifica y clasifica una serie de características específicas que hacen que haya claras distinciones entre los diferentes países, poniendo por delante aquellos denominados países desarrollados o de primer mundo, los cuales tienen las mejores condiciones de vida en relación a los índices de desarrollo económicos (PIB) y humanos, los niveles óptimos se presenta en las naciones que es su mayoría tienen  un gran poderío económico gracias a las actividades productivas que generalmente realizan sus empresas privadas en todo el mundo, (empresas transnacionales que mantienen el monopolio de algún bien o servicio) por ello el ritmo del mercado combinado con el ritmo de oferta y demanda mundial hacen que la fuerza del esquema productivo actual, (capitalista) se vea reforzado y cimentado bajo el paradigma de la globalización mundial, que determinan las dinámicas y las tendencias globales que permean nuestra realidad.

Dentro de una segunda escala se nos presentan los países en vías de desarrollo o subdesarrollados, los cuales se identifican como aquellas naciones, en las cuales las dinámicas económicas capitalistas se han instaurado generando un crecimiento que es determinado por las grandes empresas trasnacionales, los principales bancos mundiales (que manejan el capital mundial) y en cierto sentido por los sistemas políticos y financieros que permean en todas las esferas sociales incorporándolas a los esquemas económicos predominantes; lo que hace la gran diferencia dentro de estos países en comparación con los países desarrollados es que estos tienen menor campo de maniobra de acuerdo a las posibilidades de crecimiento y desarrollo, ya que se ven obstaculizados y acotados en sus dinámicas de crecimiento lo que no les permite producir como producen otros sistemas económicos más desarrollados.

Esto nos esboza un planteamiento que se deriva de todas estas tendencias de crecimiento en la actualidad, las cuales están teniendo consecuencias negativas no solo por parte de los países más desarrollados o con más capacidad capitalista, sino que es un fenómeno que atenta contra todo el planeta, tanto en el sentido económico como más críticamente en el sentido ecológico o ambiental, porque “lo que crece por un lado decrece más fuertemente por el otro”.[1]   

Gran parte de este discurso versa sobre una un paradigma que se puede resumir en una sola interrogante del ¿Por qué unos viven y se desarrollas mejor que otros dentro de este sistema económico? La respuesta a esta pregunta puede venir de diferentes enfoques pero una de las que más sobresale, es la que enfatiza sobre una lectura mundial en donde hay que tener en mente que todos habitamos un mismo planeta, y por tal razón todos disponemos de una limitada cantidad de recursos que son utilizados en pro del crecimiento económico de las naciones, entre estos recursos encontramos desde la misma tierra para sembrar y cultivar diversos productos, hasta elementos tan codiciados como los minerales, (oro, cobre, plata, etc.) el petróleo (gasolinas), el gas, el agua y una cantidad enorme de recursos materiales utilizados en la producción de la mayoría de los bienes y productos que se intercambian en el mercado mundial.

Bajo este precepto hay que tener en cuenta que el crecimiento de las naciones conlleva a una sobre-explotación del planeta en relación a sus recursos lo que ocasiona, una inestabilidad ambiental que desencadena una serie de reacciones nada positivas para el planeta y para la humanidad. Por ello es visible que el ritmo acelerado de vida de las sociedades actuales está sujeto a un modelo económico y productivo igual de acelerado, el cual tienen una única finalidad, buscar un crecimiento de las sociedades a nivel productivo y por consiguiente a nivel de consumo, esto a su vez genera un nivel más elevado de crecimiento económico de los países, el cual  supuestamente propicia el inicio del esquema ya antes mencionado en el cual los países aspiran a tener mejores condiciones de vida para desarrollarar mejores posibilidades para sus sociedades.

En este sentido, es pertinente recalcar que dentro de este esquema hay algo muy claro, podemos localizar a los actores que intervienen en esta dinámica puramente capitalista, ya que tenemos (como ya antes se mencionó) que los mayores beneficiados y los que están en la cima de esta cadena jerárquica que generan el funcionamiento de este sistema económico son los grandes consorcios corporativistas (productores) junto con los líderes banqueros (créditos) quienes junto con otra cantidad de actores (medios de comunicación masiva, gobiernos) complementan este sistema en el cual, estos actores  generan un ciclo de retroalimentación consumista y productivo, mientras que los otros actores como la sociedad (consumidores) son quienes se presentan como el eslabón que le dan vida a esta dinámica económica al estar incrustados en un mecanismo que parece no mostrarles otras alternativas.

Por lo tanto, es cierto que las sociedades actuales se encuentran en una encrucijada muy complicada ya que debido a este esquema económico las personas se bloquean y no piensan en otras alternativas, pues se encuentran sujetos a un sistema que les obliga a consumir (obsolescencia programada) y se ven aprisionados por una constante publicidad que los motiva a ser parte de este sistema económico, que su única finalidad es crecer por crecer con la justificación de que el crecimiento económico, (no el desarrollo económico) es la única vía que se tiene para poder aspirar a un nivel superior de vida y para mantener y superar un estatus entre los países más desarrollados.

En este sentido, el sistema económico de crecimiento ha llegado a un punto en el cual ya no se puede soportar, debido a que el crecimiento desacerbado tiene como consecuencia una fuerte crisis en el medio ambiente y en la vida de todas a las personas dentro del modelo de economía mundial capitalista, por esta razón se cuestiona el modelo de crecimiento ya que este no es sostenible de ninguna forma, debido a que como ya se mencionó, los recursos son escasos y cada acto en pro del crecimiento consume muchos recursos que no se pueden volver a recuperar; por tal razón, es necesario voltear hacia otras alternativas que impliquen realizar un efecto contrario al crecimiento económico y que impacte de manera favorable a escenarios locales y que permitan incorporar nuevos esquemas económicos reducidos, que propicien nuevos valores, nuevas sociedades y nuevas oportunidades de organización social; por ello se ha plantea un modelo alternativo basado en el descrecimiento.

Dentro de este esquema de descrecimiento hay que tener en cuenta que esta corriente teórica está planteada desde un enfoque social de iniciativa comunitaria y vecinal por lo que este concepto debe de ser descrito “no como una alternativa al crecimiento sino como una matriz de alternativas que permitirán reabrir el espacio a la creatividad humana, una vez eliminado el yeso del totalitarismo económico”.[2]

El descrecimiento se puede identificar como una matriz de alternativas que tiene por finalidad concretar un esquema de economía local, esto se refiere a que el sistema económico de las naciones tiene que ceñirse desde la forma más simple posible, un sistema económico micro o por localidades que en su conjunto incentiven la creatividad humana, en este sentido, las relaciones humanas tienen una importancia fundamental; además, se plantea la expulsión de prácticas como la propiedad privada, los medios de producción y la acumulación ilimitada del capital así mismo la dinámica de producción y consumo pasa a segundo plano, con la ventaja de que los recursos utilizados son los mínimos, y en su mayoría se aprovecha la energía de la mano de obra para concretar este sistema de descrecimiento convivencial.

Estas implementaciones a su vez reducen el peso sobre el medio ambiente de cargas que no aportan satisfacción (necesidades ficticias), en este sentido el descrecimiento no es el crecimiento negativo, no significa necesariamente una regresión de bienestar, lo que plantea el descrecimiento es salir de la economía convencional de las empresas trasnacionales ya que se cuestiona la economía en la teoría, en la práctica, y pensamiento. Esto está respaldado por la priorización de los valores como el altruismo, la cooperación, el gusto por el trabajo bien hecho y la cooperación, ya que los valores actuales son sistémicos, estimula al sistema y lo fortalecen obstaculizando el avance de las comunidades desfavorecidas bajo las características del sistema actual.

Esta nueva sociedad del descrecimiento plantea la recuperación del sentido de la mesura y una huella sostenible desde el punto de vista ecológico, a su vez se trata de encontrar la felicidad en la convivencia y no en la acumulación de aparatos”.[3] También se trataría de reconceptualizar lo que entendemos por pobreza, escasez y desarrollo e idealizarlo como algo más accesible y simple para todas las comunidades; es prudente hacer un acto de reflexión respecto a estas ideas ya que la elaboración y el traslado a la acción de estas prácticas, tienen grandes tintes de utopía social, en donde se necesita un cambio total en el paradigma económico actual en busca de un enfoque que se simiente en preceptos tan claros como la cooperación y el altruismo como la base de la sociedad y que las estructuras económicas se constituyan a la medida del ser humano, a su vez se  piensa también en redistribuir al acceso a los recursos naturales y a la riqueza que facilite un reacomodo en las estructuras económicas que predominan en la actualidad.

Dentro de la producción local las premisas se orientan a Potenciar los bienes duraderos, además de  conservar, reparar y reutilizar los bienes para que las energías utilizadas se aprovechen a su máxima capacidad, a su vez, se impulsa y propicia la producción a escala local y se priorizan los cultivos agroecológicos como una de las principales fuentes de economía y con una nueva conformación social que unifica este esquema integrador con la intención de detener el crecimiento; ante todo esto no hay que perder de vista que todas estas alternativas tienen un mismo objetivo el cual se disgrega de la siguiente consigna: El actual crecimiento económico es insostenible: hay que frenarlo y decrecer”.[4]

No hay duda que este planteamiento y esta teoría del descrecimiento se vislumbran como un nuevo esquema innovador y deseable de acuerdo a la preocupación ambiental sobre los recursos escasos y la contaminación ambiental, aspectos que desde hace ya muchos años están dentro del foco de atención y preocupación del todo el mundo, pero no todo es tan simple como implementar esta ideas y ya, la teoría del descrecimiento también se vislumbra como un sistema generador de muchas dudas teóricas, ya que en la práctica parecen impensable o poco viables para nuestras sociedades actuales, pues hay un espacio de incertidumbre y desconfianza hacia esta teoría ya que es sumamente radical y en gran medida se ve como una utopía social que en su consolidación tiene muchas trabas, que necesita sobrepasar ante una sociedad encapsulada bajo una dinámica que hoy en día ya es totalmente natural.

Una cosa si es clara en este contexto, el crecimiento actual es sumamente preocupante, ya que la carga que tienen el planeta limita mucho la posibilidad de continuar con este ritmo, hoy en día ya no hay nación que pueda permitirse lujos innecesarios y se tiene que empezar a pensar en otra forma de convivencia, estabilidad y desarrollo económico, social, político e inclusive cultural entre todas las sociedades que habitamos este planeta, por lo que el horizonte de esta utopía denominada descrecimiento es la sustenibilidad ambiental y la justicia social, que precisan de cambios profundos en el tejido cultural de nuestras sociedades.

Para reforzar lo anteriormente expresado y analizado es pertinente visualizar detenidamente nuestra propia realidad, que nos permita visualizar un mayor  panorama de la situación actual, para ello es preciso analizar nuestro propio entorno, si partimos de la ideología predomínate de nuestras sociedades actuales respecto a que el crecimiento económico es el eje toral para la evolución beneficiosa de todas las localidades, tenemos que empezar desde el ámbito capitalista, lo que nos evoca la idea de un crecimiento encaminado a el mejoramiento industrial que se traduce a “mejores oportunidades” de vida para las comunidades, ya que, contempla una inversión que fomenta el empleo y facilita varios elementos a favor de una mejor calidad de vida.

En una cuestión fidedigna esta hipótesis podría ser cierta entre paréntesis, porque en primera instancia tenemos que a nivel global hay muchas localidades que son enfrascadas dentro de una dinámica de “modernización” incentivada por innovaciones comerciales que se traducen solo en cadenas de comercialización, las cuales crean un bienestar ilusorio que no encamina a un desarrollo homogéneo; de aquí surge otro inconveniente ligado precisamente al crecimiento económico en donde localizamos que este fenómeno industrial está centralizado de tal forma que las periferias que quedan fuera de este estatus. Esto lo que ocasiona es que haya un funcionamiento totalmente centralista en donde las desigualdades se hacen más entonadas y generan una anti-sociedad enferma por la riqueza.

Bajo esta circunstancia es preciso visualizar que las zonas más desarrolladas en el mundo ha estado sujetas a un “crecimiento” desigual que lo único que logra generar son inequidades e injusticias para la mayoría; en este sentido, las oportunidades de explotar actividades verdaderamente beneficiosas para el desarrollo de las comunidades es cada vez menor en posibilidades, ya que la mentalidad productiva de las personas esta encasillada en una sola vertiente, que a su vez obstaculizan la creatividad humana para buscar soluciones innovadoras que salga de esta dinámica del mercado, por ello es importante respaldar y apoyar iniciativas sociales que posibiliten algún cambio positivo en todas las comunidades, esto resultaría un punto clave para reconceptualizar las necesidades actuales.

Gran parte de esta dinámica tan centralista y altamente excluyente tiene su raíz dentro de la dimensión de las instituciones de gobierno, las cuales según los parámetros institucionales establecidos deben de cumplir con una finalidad según su misión y visión, pero en ocasiones las instituciones actúan bajo los mecanismos de una función simuladora, en donde la finalidad de sus respuestas, no se enfoca en erradicar o mejorar las condiciones de vida y desvanecer las desigualdades sociales, sino que realmente su finalidad es mantener una idea de esperanza y de ayuda social por ello, las acciones ejercidas por estas instituciones están dirigidas a mediar a estas zonas con un discurso que les permita mantenerlos en un status favorable para las grandes empresas que están instauradas en todas las zonas, por ello, las instituciones son contraproductivas ya que estadisticamente  y dentro del marco de percepción en los entornos ciudadanos parece que los problemas sociales no se erradica, y aún peor siguen igual o más presentes, por esto parecen tener una lectura inversa que se traduce en más de estos efectos negativos que en la reducción. Hoy las acciones gubernamentales más enfocadas se llegan a considerarse como un negocios institucional aprovechando de los bienes y servicios públicos a costa de la desesperanza social. (Educación, salud, seguridad, trasporte, agua etc).

Por lo anterior se puede concluir que la contraproductividad es inherente a las instituciones del mundo industrial, así como para la economía industrial es inherente su carácter destructor, cuando que pretende ser productor.”[5] Tomando esto como referencia es sensato pensar que hasta el día de hoy se cuenta con toda una estructura que se va escalonando desde un esquema jerárquico que cubre todos los aparatos Estatales haciendo que la dinámica global de la economía siga los mismos parámetros en todo el mundo por ello, se puede determinar que “tanto el crecimiento de la economía como la gobernabilidad en el Estado son el resultado de la contraproductividad (productividad al revés) de las instituciones de la sociedad industrial. La contraproductividad expresa la perversión y la corrupción de las instituciones sociales modernas.”[6]

En este sentido se puede identificar que la persistencia de estos problemas en gran parte esta sujetas a una espiral que se transforma en un ciclo que se retroalimenta a sí mismo y que impide que las acciones colectivas en la comunidad puedan desarrollase con un aspecto favorable; es de principal importancia que las comunidades logre recrear y construir una cultura vecinal que les permita en un periodo más largo, concretar organizaciones las cuales sea las piezas clave para generar una estabilidad local que se regenere de raíz para reproducir intervenciones propias y producciones locales (creatividad humana). Por ello es importante también que se incentiven aspectos económicos más accesibles en relación a la producción y consumo de bienes y servicios, se necesita mejorar mecanismos de comunicación entre las instituciones y los ciudadanos, así como entre la misma población, esta situación se tendría que meditar en la medida de buscar alternativas conjuntas que permitan una interacción más horizontal entre los involucrados en estas problemáticas sociales.

A su vez, se necesitan políticas públicas y no políticas de gobierno o corporativistas, se necesitan mecanismos que permitan que la participación ciudadana realmente tenga un impacto significativo en la estructura social de todas las comunidades desfavorecidas. Así mismo se necesita el apoyo propositivo hacia las pequeñas y medianas empresas que reactiven la economía local que sustenten a estas zonas marginadas y de retraso social, a su vez, esto permitiría una expansión de los puntos de crecimiento fomentando una mejor distribución de los recursos, ya no tan centralizado.

Esta dinámica versaría a su vez en un proceso que parta del adelgazamiento de estas instituciones y se involucre con la participación activa de las personas ubicadas en las peores situaciones de desigualdad. Dentro de este esquema el equilibrio es pertinente ya que se las iniciativas surgidas por las instituciones deberían estar más orientadas al fortalecimiento de una base sustentable de acuerdo al tipo de actividades realizadas de la localidad, impulsándolas a una retroalimentación que permita que todas las zonas refuercen e incentiven la creación de este tipo de actividades.

Es importante nunca perder de vista que estas modificaciones o transformaciones tanto en el ámbito de la forma de pensar y en la forma de interactuar encaminada a las nuevas dinámicas de organización deben primero solventar el paradigma actual en donde el Estado y sus instituciones han encontrado en un largo periodo de descomposición que no solo los hace cada vez menos eficientes para resolver las necesidades de la ciudadanía sino que además los vuelve contraproducentes, es decir, que producen los efectos contrarios a los que debían producir”[7]

Aunado a esto también es importante vislumbrar que dentro de este esquema “El mercado, por su parte, a la vez que invade todos los dominios de la vida social, e incluso de la vida íntima de la familia y de la persona, excluye a sectores cada vez más amplios de la sociedad a través del desempleo y de la quiebra de los productores de bienes y servicios que no alcanzan el grado de competitividad requerido por la mundialización o globalización de la economía.”[8]

Bajo este panorama es proclive reflexionar sobre ¿Qué es lo que realmente queremos? Y sobre ¿Qué estamos dispuesto a hacer para cambiar nuestra realidad? Bajo la contextualización descrita, es importante reconocer nuevas tendencia y redirigir nuestro rumbo hacia un camino más palpable para nuestras sociedades por ello es indispensable dar una oportunidad a algo diferente que nos permita establecer un complemento generador de un “desarrollo local (municipal y comunitario), la descentralización, la regeneración de la ecología, la reducción del consumo de energías fósiles que calientan el planeta, son los efectos multiplicadores de estas estrategias para la superación de la pobreza. Lo más interesante de estas estrategias es que surgen no del gobierno sino de la sociedad, y que incluso prescinden de las ayudas y subsidios gubernamentales.”[9]

Lo importante de estas organizaciones comunitarias que incentiva la participación ciudadana ya son una realidad hay prueba tacita de que una coordinación y organización bien dirigidas, junto con un rediseño en la forma de pensar y de concebir nuestras formas de interacción deben de reagruparse para generar una cultura vecinal que se consagre en la consecución de una legislación plena, que tenga su preámbulo en el seno de todas las comunidades y sociedades en un ámbito local o municipal. Sin embargo “Aunque estas estrategias alternativas todavía tienen un alcance limitado en virtud de la dominación hegemónica del sistema financiero y económico internacional, sin duda perfilan vías para la transformación de la economía mundial, hoy en proceso de decadencia y causando más daño que bien a la humanidad y al planeta.”[10]

Por ello para pensar e idealizar este sistema “Necesitamos pasar de un municipio administrador a un municipio organizado de la sociedad y promotor del desarrollo integral, que sea capaz de desencadenar procesos de desarrollo endógeno, a partir de las propias fuerzas de la comunidad. Necesitamos con urgencia una revolución de la mentalidad que revalore las fuerzas propias de la sociedad, que amplié la conciencia del periodo histórico que nos ha tocado vivir y del papel que debemos desempeñar, y que genere la voluntad para hacer lo que tenemos que hacer. Lo que no hagamos por nosotros mismos nadie lo hará por nosotros”[11]



Bibliografia:

[1] Olmedo, Raúl. Para comprender a México I. ¿Crecer o descrecer? Megatendencias. México. Edit. UNAM, Facultad de Ciencias Políticas y Sociales, 2009. Pág. 153

[2] Olmedo, Raúl. Óp. cit. Pág. 158

[3] Ibídem, pág. 157

[4] Ibíd., pág. 140

[5] Olmedo, Raúl. Para comprender a México II.  La contraproductividad del crecimiento económico. México, Edit. UNAM, 2010, Pág. 19

[6] Olmedo Raúl. Óp. Cit. Pág. 20

[7] Olmedo, Raúl, Participación ciudadana y organización vecinal. México, Edit. Comuna, 2007 Pág. 10

[8] Olmedo, Raúl, óp. Cit. Pág. 10

[9] Olmedo, Raúl. Para comprender a México III. Organización y pobreza. Los grandes desafíos. México, Edit. UNAM, 2011, Pág. 12

[10] Olmedo, Raúl. Óp. Cit. Pág. 13

[11] Ibídem. Pág. 222

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