Alternativa Económica
Resulta ser un buen ejercicio de reflexión pensar y repensar
nuestra realidad, no solo porque vivimos y convivimos en un mismo mundo, sino
porque, las dinámicas con las que nos relacionamos día con día siempre son las mismas,
vivimos en un mundo que está en constante movimiento y que parece seguir una
inercia que no para dentro de las veinticuatro horas del día, porque mientras que en una parte del mundo es de noche por la otra parte es de día, y en este
sentido, se sigue una dinámica que no para la actividad humana en un ciclo de constantes interacciones que parecen no descansar ni un segundo.
A pesar de lo diferente que se puede percibir esta realidad
mundial en cada uno de los países que conformamos este planeta, las diferencias
no son del todo radicales, ya que, todos vivimos sumidos bajo un mismo esquema
sistémico, que engloba a los factores económicos, productivos y consumistas en
relación a los estándares globales, que determinan características idealizadas
para alcanzar un crecimiento económico que propicie el desencadenamiento que
otros rasgos sociales reconocidos como ideales y fundamentales para el
desarrollo de todas las naciones.
En este esquema universal es fácil asumir que todos los que
habitamos en este mundo nos vemos influenciados bajo estas características que
todos reconocen como "necesidades primordiales” que incumben a todas las
naciones; dentro de este panorama tan amplio también es
preciso establecer que en la sinergia de esta dinámica tan familiar para todos, se pueden vislumbrar características que nos permiten identificar que
nuestra realidad global si puede verse alterada, según el punto de vista con el
que se mire y actue, esto nos presenta una la visión de un mundo que se divide en dos
grandes bloques, y que de acuerdo a sus características pueden llegar a
dimensionarce distintas interpretaciones de una misma realidad mundial.
En primer lugar podemos observar una categoría mundial que identifica
y clasifica una serie de características específicas que hacen que haya claras
distinciones entre los diferentes países, poniendo por delante aquellos
denominados países desarrollados o de primer mundo, los cuales tienen las
mejores condiciones de vida en relación a los índices de desarrollo económicos (PIB)
y humanos, los niveles óptimos se presenta en las naciones que es su mayoría
tienen un gran poderío económico gracias
a las actividades productivas que generalmente realizan sus empresas privadas en
todo el mundo, (empresas transnacionales que mantienen el monopolio de algún
bien o servicio) por ello el ritmo del mercado combinado con el ritmo de oferta
y demanda mundial hacen que la fuerza del esquema productivo actual,
(capitalista) se vea reforzado y cimentado bajo el paradigma de la
globalización mundial, que determinan las dinámicas y las tendencias globales
que permean nuestra realidad.
Dentro de una segunda escala se nos presentan los países en
vías de desarrollo o subdesarrollados, los cuales se identifican como aquellas
naciones, en las cuales las dinámicas económicas capitalistas se han instaurado
generando un crecimiento que es determinado por las grandes empresas
trasnacionales, los principales bancos mundiales (que manejan el capital
mundial) y en cierto sentido por los sistemas políticos y financieros que
permean en todas las esferas sociales incorporándolas a los esquemas económicos
predominantes; lo que hace la gran diferencia dentro de estos países en comparación con los países desarrollados es que estos tienen menor campo de maniobra de acuerdo a las
posibilidades de crecimiento y desarrollo, ya que se ven obstaculizados y acotados
en sus dinámicas de crecimiento lo que no les permite producir como producen
otros sistemas económicos más desarrollados.
Esto
nos esboza un planteamiento que se deriva de todas estas tendencias de
crecimiento en la actualidad, las cuales están teniendo consecuencias negativas
no solo por parte de los países más desarrollados o con más capacidad capitalista, sino que es un fenómeno que atenta contra todo el planeta, tanto
en el sentido económico como más críticamente en el sentido ecológico o
ambiental, porque “lo que crece por un
lado decrece más fuertemente por el otro”.[1]
Gran parte de este discurso versa sobre una un paradigma que se
puede resumir en una sola interrogante del ¿Por qué unos viven y se desarrollas
mejor que otros dentro de este sistema económico? La respuesta a esta pregunta
puede venir de diferentes enfoques pero una de las que más sobresale, es la que enfatiza sobre una lectura mundial en donde hay que tener en mente que todos
habitamos un mismo planeta, y por tal razón todos disponemos de una limitada
cantidad de recursos que son utilizados en pro del crecimiento económico de las
naciones, entre estos recursos encontramos desde la misma tierra para sembrar y
cultivar diversos productos, hasta elementos tan codiciados como los minerales,
(oro, cobre, plata, etc.) el petróleo (gasolinas), el gas, el agua y una
cantidad enorme de recursos materiales utilizados en la producción de la
mayoría de los bienes y productos que se intercambian en el mercado mundial.
Bajo este precepto hay que tener en cuenta que el
crecimiento de las naciones conlleva a una sobre-explotación del planeta en
relación a sus recursos lo que ocasiona, una inestabilidad ambiental que
desencadena una serie de reacciones nada positivas para el planeta y para la
humanidad. Por ello es visible que el ritmo acelerado de vida
de las sociedades actuales está sujeto a un modelo económico y productivo igual
de acelerado, el cual tienen una única finalidad, buscar un crecimiento de las
sociedades a nivel productivo y por consiguiente a nivel de consumo, esto a su
vez genera un nivel más elevado de crecimiento económico de los países, el
cual supuestamente propicia el inicio
del esquema ya antes mencionado en el cual los países aspiran a tener mejores
condiciones de vida para desarrollarar mejores posibilidades para
sus sociedades.
En
este sentido, es pertinente recalcar que dentro de este esquema hay algo muy
claro, podemos localizar a los actores que intervienen
en esta dinámica puramente capitalista, ya que tenemos (como ya antes se
mencionó) que los mayores beneficiados y los que están en la cima de esta
cadena jerárquica que generan el funcionamiento de este sistema económico son
los grandes consorcios corporativistas (productores) junto con los líderes
banqueros (créditos) quienes junto con otra cantidad de actores (medios de comunicación
masiva, gobiernos) complementan este sistema en el cual, estos actores generan un ciclo de retroalimentación consumista y productivo, mientras que los otros actores como la sociedad
(consumidores) son quienes se presentan como el eslabón que le dan vida a esta
dinámica económica al estar incrustados en un mecanismo que parece no
mostrarles otras alternativas.
Por
lo tanto, es cierto que las sociedades actuales se encuentran en una encrucijada
muy complicada ya que debido a este esquema económico las personas se bloquean
y no piensan en otras alternativas, pues se encuentran sujetos a un sistema que les
obliga a consumir (obsolescencia programada) y se ven aprisionados por una constante publicidad que los motiva a ser parte de este sistema económico, que
su única finalidad es crecer por crecer con la justificación de que el
crecimiento económico, (no el desarrollo económico) es la única vía que se
tiene para poder aspirar a un nivel superior de vida y para mantener y superar
un estatus entre los países más desarrollados.
En
este sentido, el sistema económico de crecimiento ha llegado a un punto en el
cual ya no se puede soportar, debido a que el crecimiento desacerbado tiene
como consecuencia una fuerte crisis en el medio ambiente y en la vida de todas a las personas dentro del modelo de economía mundial capitalista, por esta
razón se cuestiona el modelo de crecimiento ya que este no es sostenible de
ninguna forma, debido a que como ya se mencionó, los recursos son escasos y
cada acto en pro del crecimiento consume muchos recursos que no se pueden
volver a recuperar; por tal razón, es necesario voltear hacia otras alternativas
que impliquen realizar un efecto contrario al crecimiento económico y que
impacte de manera favorable a escenarios locales y que permitan incorporar nuevos
esquemas económicos reducidos, que propicien nuevos valores, nuevas sociedades
y nuevas oportunidades de organización social; por ello se ha plantea un
modelo alternativo basado en el descrecimiento.
Dentro de este esquema de descrecimiento hay que tener en cuenta que esta
corriente teórica está planteada desde un enfoque social de iniciativa
comunitaria y vecinal por lo que este concepto debe de ser descrito “no como una alternativa al crecimiento sino
como una matriz de alternativas que permitirán reabrir el espacio a la
creatividad humana, una vez eliminado el yeso del totalitarismo económico”.[2]
El descrecimiento se puede identificar como una matriz de
alternativas que tiene por finalidad concretar un esquema de economía local,
esto se refiere a que el sistema económico de las naciones tiene que ceñirse
desde la forma más simple posible, un sistema económico micro o por localidades
que en su conjunto incentiven la creatividad humana, en este sentido, las
relaciones humanas tienen una importancia fundamental; además, se plantea la expulsión
de prácticas como la propiedad privada, los medios de producción y la
acumulación ilimitada del capital así mismo la dinámica de producción y consumo
pasa a segundo plano, con la ventaja de que los recursos utilizados son los
mínimos, y en su mayoría se aprovecha la energía de la mano de obra para
concretar este sistema de descrecimiento convivencial.
Estas
implementaciones a su vez reducen
el peso sobre el medio ambiente de cargas que no aportan satisfacción
(necesidades ficticias), en este sentido el descrecimiento no es el crecimiento
negativo, no significa necesariamente una regresión de bienestar, lo que plantea
el descrecimiento es salir de la economía convencional de las empresas
trasnacionales ya que se cuestiona la economía en la teoría, en la práctica, y
pensamiento. Esto está respaldado por la priorización de los valores como el
altruismo, la cooperación, el gusto por el trabajo bien hecho y la cooperación,
ya que los valores actuales son sistémicos, estimula al sistema y lo fortalecen
obstaculizando el avance de las comunidades desfavorecidas bajo las
características del sistema actual.
Esta nueva sociedad del descrecimiento plantea la recuperación del
sentido de la mesura y una huella sostenible desde el punto de vista ecológico,
a su vez se trata de “encontrar la
felicidad en la convivencia y no en la acumulación de aparatos”.[3] También se trataría de reconceptualizar lo que entendemos por pobreza,
escasez y desarrollo e idealizarlo como algo más accesible y simple para todas
las comunidades; es prudente hacer un acto de reflexión respecto a estas ideas ya
que la elaboración y el traslado a la acción de estas prácticas, tienen grandes
tintes de utopía social, en donde se necesita un cambio total en el paradigma
económico actual en busca de un enfoque que se simiente en preceptos tan claros
como la cooperación y el altruismo como la base de la sociedad y que las
estructuras económicas se constituyan a la medida del ser humano, a su vez se piensa también en redistribuir al acceso a los
recursos naturales y a la riqueza que facilite un reacomodo en las estructuras
económicas que predominan en la actualidad.
Dentro de la producción local las premisas se orientan a
Potenciar los bienes duraderos, además de
conservar, reparar y reutilizar los bienes para que las energías
utilizadas se aprovechen a su máxima capacidad, a su vez, se impulsa y propicia la producción
a escala local y se priorizan los cultivos agroecológicos como una de las principales
fuentes de economía y con una nueva conformación social que unifica este
esquema integrador con la intención de detener el crecimiento; ante todo esto
no hay que perder de vista que todas estas alternativas tienen un mismo
objetivo el cual se disgrega de la siguiente consigna: “El actual crecimiento
económico es insostenible: hay que frenarlo y decrecer”.[4]
No
hay duda que este planteamiento y esta teoría del descrecimiento se vislumbran
como un nuevo esquema innovador y deseable de acuerdo a la preocupación
ambiental sobre los recursos escasos y la contaminación ambiental, aspectos que
desde hace ya muchos años están dentro del foco de atención y preocupación del
todo el mundo, pero no todo es tan simple como implementar esta ideas y ya, la
teoría del descrecimiento también se vislumbra como un sistema generador de
muchas dudas teóricas, ya que en la práctica parecen impensable o poco viables
para nuestras sociedades actuales, pues hay un espacio de incertidumbre y
desconfianza hacia esta teoría ya que es sumamente radical y en gran medida se
ve como una utopía social que en su consolidación tiene muchas trabas, que
necesita sobrepasar ante una sociedad encapsulada bajo una dinámica que hoy en día
ya es totalmente natural.
Una
cosa si es clara en este contexto, el crecimiento actual es
sumamente preocupante, ya que la carga que tienen el planeta limita mucho la
posibilidad de continuar con este ritmo, hoy en día ya no hay nación que pueda permitirse
lujos innecesarios y se tiene que empezar a pensar en otra forma de convivencia,
estabilidad y desarrollo económico, social, político e inclusive cultural entre
todas las sociedades que habitamos este planeta, por lo que el horizonte de esta utopía
denominada descrecimiento es la sustenibilidad ambiental y la justicia social,
que precisan de cambios profundos en el tejido cultural de nuestras sociedades.
Para reforzar lo anteriormente
expresado y analizado es pertinente visualizar detenidamente nuestra propia
realidad, que nos permita visualizar un mayor panorama de la situación actual, para ello es preciso analizar
nuestro propio entorno, si partimos de la ideología predomínate de
nuestras sociedades actuales respecto a que el crecimiento económico es el eje
toral para la evolución beneficiosa de todas las localidades, tenemos que
empezar desde el ámbito capitalista, lo que nos evoca la idea de un crecimiento
encaminado a el mejoramiento industrial que se traduce a “mejores
oportunidades” de vida para las comunidades, ya que, contempla una inversión
que fomenta el empleo y facilita varios elementos a favor de una mejor calidad
de vida.
En una cuestión fidedigna esta
hipótesis podría ser cierta entre paréntesis, porque en primera instancia tenemos que
a nivel global hay muchas localidades que son enfrascadas dentro de una
dinámica de “modernización” incentivada por innovaciones comerciales que se
traducen solo en cadenas de comercialización, las cuales crean un bienestar
ilusorio que no encamina a un desarrollo homogéneo; de aquí surge otro
inconveniente ligado precisamente al crecimiento económico en donde localizamos
que este fenómeno industrial está centralizado de tal forma que las periferias que
quedan fuera de este estatus. Esto lo que ocasiona es que haya un funcionamiento
totalmente centralista en donde las desigualdades se hacen más entonadas y
generan una anti-sociedad enferma por la riqueza.
Bajo esta circunstancia es preciso visualizar que las zonas
más desarrolladas en el mundo ha estado
sujetas a un “crecimiento” desigual que lo único que logra generar son
inequidades e injusticias para la mayoría; en este sentido, las oportunidades de
explotar actividades verdaderamente beneficiosas para el desarrollo de las
comunidades es cada vez menor en posibilidades, ya que la mentalidad productiva
de las personas esta encasillada en una sola vertiente, que a su vez
obstaculizan la creatividad humana para buscar soluciones innovadoras que salga
de esta dinámica del mercado, por ello es importante respaldar y apoyar
iniciativas sociales que posibiliten algún cambio positivo en todas las
comunidades, esto resultaría un punto clave para reconceptualizar
las necesidades actuales.
Gran parte de esta dinámica tan centralista y altamente
excluyente tiene su raíz dentro de la dimensión de las instituciones de
gobierno, las cuales según los parámetros institucionales establecidos deben de cumplir con una finalidad según su misión y visión, pero en ocasiones las instituciones actúan bajo los mecanismos de una función simuladora, en
donde la finalidad de sus respuestas, no se enfoca en erradicar o mejorar las condiciones de
vida y desvanecer las desigualdades sociales, sino que realmente su finalidad es mantener una idea de esperanza y de ayuda
social por ello, las acciones ejercidas por estas instituciones están
dirigidas a mediar a estas zonas con un discurso que les permita mantenerlos en un status favorable para las grandes empresas que están instauradas en todas
las zonas, por ello, las instituciones son contraproductivas ya que estadisticamente y dentro del marco de percepción en los entornos ciudadanos parece que los problemas sociales no se erradica, y aún peor siguen igual o más
presentes, por esto parecen tener una lectura inversa que se traduce en más de
estos efectos negativos que en la reducción. Hoy las acciones gubernamentales más enfocadas se llegan a considerarse como un negocios institucional aprovechando de los bienes y servicios públicos a costa de la desesperanza social. (Educación, salud, seguridad, trasporte, agua etc).
Por lo anterior se puede concluir que “la contraproductividad es inherente a las instituciones del
mundo industrial, así como para la economía industrial es inherente su carácter
destructor, cuando que pretende ser productor.” Tomando esto como referencia es sensato pensar que hasta el día de hoy se cuenta con toda una estructura que se va escalonando desde un esquema
jerárquico que cubre todos los aparatos Estatales haciendo que la dinámica
global de la economía siga los mismos parámetros en todo el mundo por ello, se puede determinar que “tanto el crecimiento de la economía como la gobernabilidad en el
Estado son el resultado de la contraproductividad (productividad al revés) de
las instituciones de la sociedad industrial. La contraproductividad expresa la
perversión y la corrupción de las instituciones sociales modernas.”
En este sentido se puede identificar que la persistencia de
estos problemas en gran parte esta sujetas a una espiral que se transforma en
un ciclo que se retroalimenta a sí mismo y que impide que las acciones
colectivas en la comunidad puedan desarrollase con un aspecto favorable; es de principal importancia que las comunidades logre recrear y construir
una cultura vecinal que les permita en un periodo más largo, concretar
organizaciones las cuales sea las piezas clave para generar una estabilidad
local que se regenere de raíz para reproducir intervenciones propias y producciones
locales (creatividad humana). Por ello es importante también que se incentiven aspectos
económicos más accesibles en relación a la producción y consumo de bienes y
servicios, se necesita mejorar mecanismos de comunicación entre las
instituciones y los ciudadanos, así como entre la misma población, esta
situación se tendría que meditar en la medida de buscar alternativas conjuntas
que permitan una interacción más horizontal entre los involucrados en estas
problemáticas sociales.
A su vez, se necesitan políticas públicas y no políticas de
gobierno o corporativistas, se necesitan mecanismos que permitan que la
participación ciudadana realmente tenga un impacto significativo en la estructura
social de todas las comunidades desfavorecidas. Así mismo se necesita el apoyo propositivo hacia las pequeñas
y medianas empresas que reactiven la economía local que sustenten a estas zonas
marginadas y de retraso social, a su vez, esto permitiría una expansión de los
puntos de crecimiento fomentando una mejor distribución de los recursos, ya no
tan centralizado.
Esta dinámica versaría a su vez en un proceso que parta del
adelgazamiento de estas instituciones y se involucre con la participación
activa de las personas ubicadas en las peores situaciones de desigualdad.
Dentro de este esquema el equilibrio es pertinente ya que se las iniciativas
surgidas por las instituciones deberían estar más orientadas al fortalecimiento
de una base sustentable de acuerdo al tipo de actividades realizadas de la
localidad, impulsándolas a una retroalimentación que permita que todas las
zonas refuercen e incentiven la creación de este tipo de
actividades.
Es importante nunca perder de vista que estas
modificaciones o transformaciones tanto en el ámbito de la forma de pensar y en
la forma de interactuar encaminada a las nuevas dinámicas de organización deben
primero solventar el paradigma actual en donde “el Estado y sus instituciones han encontrado en un largo periodo de
descomposición que no solo los hace cada vez menos eficientes para resolver las
necesidades de la ciudadanía sino que además los vuelve contraproducentes, es
decir, que producen los efectos contrarios a los que debían producir”
Aunado a esto también es importante vislumbrar que dentro de
este esquema “El mercado, por su parte, a
la vez que invade todos los dominios de la vida social, e incluso de la vida
íntima de la familia y de la persona, excluye a sectores cada vez más amplios
de la sociedad a través del desempleo y de la quiebra de los productores de
bienes y servicios que no alcanzan el grado de competitividad requerido por la
mundialización o globalización de la economía.”
Bajo este panorama es proclive reflexionar sobre ¿Qué es lo
que realmente queremos? Y sobre ¿Qué estamos dispuesto a hacer para cambiar
nuestra realidad? Bajo la contextualización descrita, es importante reconocer nuevas tendencia y redirigir nuestro rumbo hacia un camino más
palpable para nuestras sociedades por ello es indispensable dar una oportunidad a algo diferente que nos permita establecer un complemento generador de un “desarrollo local (municipal y
comunitario), la descentralización, la regeneración de la ecología, la
reducción del consumo de energías fósiles que calientan el planeta, son los
efectos multiplicadores de estas estrategias para la superación de la pobreza. Lo
más interesante de estas estrategias es que surgen no del gobierno sino de la
sociedad, y que incluso prescinden de las ayudas y subsidios gubernamentales.”
Lo importante de estas organizaciones comunitarias que
incentiva la participación ciudadana ya son una realidad hay prueba tacita de
que una coordinación y organización bien dirigidas, junto con un rediseño en la
forma de pensar y de concebir nuestras formas de interacción deben de
reagruparse para generar una cultura vecinal que se consagre en la consecución
de una legislación plena, que tenga su preámbulo en el seno de todas las comunidades
y sociedades en un ámbito local o municipal.
Sin embargo “Aunque estas estrategias
alternativas todavía tienen un alcance limitado en virtud de la dominación
hegemónica del sistema financiero y económico internacional, sin duda perfilan
vías para la transformación de la economía mundial, hoy en proceso de
decadencia y causando más daño que bien a la humanidad y al planeta.”
Por ello para pensar e
idealizar este sistema “Necesitamos pasar de un municipio administrador a un
municipio organizado de la sociedad y promotor del desarrollo integral, que sea
capaz de desencadenar procesos de desarrollo endógeno, a partir de las propias
fuerzas de la comunidad. Necesitamos con urgencia una revolución de la
mentalidad que revalore las fuerzas propias de la sociedad, que amplié la
conciencia del periodo histórico que nos ha tocado vivir y del papel que
debemos desempeñar, y que genere la voluntad para hacer lo que tenemos que
hacer. Lo que no hagamos por nosotros mismos nadie lo hará por nosotros”
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