Si en este momento alguien nos pidiera que reflexionáramos sobre un
asunto de interés público que generalizara una problemática indispensable de
atender y de dar seguimiento dentro de la dinámica gubernamental, en un primer
momento la reflexión versarías sobre problemáticas aisladas como la pobreza, la
desigualdad, la injusticia, la inseguridad, el desempleo, la contaminación, los
malos servicios públicos (salud, educación, vivienda, agua, carreteras,
transporte, luz, etc.), pero es precisamente en este sentido cuando la
reflexión toma un camino más concreto ya que, la mayoría de estos problemas públicos tiende a concentrarce más a las zonas con una alta densidad poblacional y “desarrollo”, son las que tienen más posibilidad de brindar estos servicios;
en este caso las zonas urbanas son el área en el que son más grandes los conflictos.
En México la problemática que encierra a estas zonas viene influida
desde su concepción, ya que estas zonas crean una múltiple de desviaciones e
interpretaciones, que con la dinámica gubernamental se vuelven un poco mas
difíciles de interpretar; es necesario precisar que el conflicto dentro de las
zonas urbanas viene a la par del crecimiento desmesurado que tienen estas
dentro del país año con año, a si mismo tenemos que los gobiernos urbanos se
enfrentan a una tarea difícil de concretar, ya que por un lado tenemos que
sostienen un aparato institucional que se introduce en un paradigma que se torna
en dos direcciones, por un lado tenemos que, el aparato gubernamental reacciona
a una lógica funcionalista interna y otra que se estructura bajo la lógica de
las demandas tanto de los ciudadanos como de otro tipo de actores organizados.
En este sentido el objetivo de este ensayo se centra principalmente en
enfatizar la problemática gubernamental dentro de las zonas urbanas del país, y
las principales dificultades que enfrentan estos gobiernos en la carrera por
reaccionar ante un panorama lleno de ineficiencias que merecen ser atendidas
bajo un discurso diferente, así mismo se realizara un análisis bajo un esquema
general que presenta a los actores cruciales dentro de la dinámica urbana de
estas ciudades, que deben quedan introducidas en un mismo discurso que proponga
las bases de una nueva coordinación entre estas, que son reconocidas bajo los
parámetros del gobierno (sector publico), la sociedad civil los ciudadanos y
ONGs) y el sector empresarial (sector privado); con la única intención de
colaborar a responder a esta gran incógnita que tienen nuestras ciudades sobre
¿Cómo gobernar las zonas urbanas en México?
En las últimas décadas México
dejó de ser un país rural, para dar paso a un eminentemente cambio urbano, en donde
la oferta de empleo, servicios públicos y vida en comunidad se hacen más
complejos, lo que resulta ser un reto más elaborado para los gobiernos
adentrándonos a una dinámica que merece una mayor atención al momento de ser
analizada. En un primer momento tenemos que estas ciudades son más complejas no
solo por la cantidad de situaciones y fenómenos que estas llevan consigo, sino
también por la población y las capacidades y acciones que los actores
involucrados pueden desarrollar.
En este sentido la gobernanza
es diseñada como una gobernanza urbana que construye liderazgos sociales a
favor de la participación social en la toma de decisiones, y que oriente a
resultados encaminados a la mejora y al bienestar general de las zonas urbanas
de nuestro país. Bajo este planteamiento tenemos que para gobernar a nuestras
zonas urbanas en la actualidad debemos, en primera instancia modernizar a
nuestros gobiernos dentro de una dinámica que se oriente principalmente en dos
términos muy específicos; por un lado generando cambios significativos en los
estamentos legales y normativos, esto a su vez permitirá generar los mecanismos
institucionales que materialicen un equilibrio entre la gestión urbana y la
burocracia local que dé como resultado la colaboración urbana y ciudadana en estas
zonas.
Del mismo modo en un primer
instante se podría argumentar que estas ciudades urbanas deberían responder a
una lógica de mejoramiento, eficacia, y calidad respecto a la dinámica
ciudadana al estar mejor ubicadas respecto a las zonas rurales, pero parece ser
que esta suposición tiende a desvanecerse en el sentido de que la situación
actual en la mayoría de las zonas urbanas no se ciñe bajo un panorama de mejoramiento
en la calidad de vida y mejores servicios, y esto en gran medida está
identificado claramente por los débiles mecanismos legales en los temas de
planeación y desarrollo urbano, y por otro lado tenemos que hay muy pocos
acuerdos sociales o políticos para gobernar integradamente estos territorios
En este sentido es por el cual
los gobiernos principalmente de las ciudades urbanas tienen que revitalizar su
imagen contextualizándose bajo nuevos estándares que permitan dinamizar una
nueva realidad con nuevos instrumentos y nuevas dinámicas organizacionales
configurándose como gobiernos “que tienen
por objetivo conseguir resultados y que tienen como misión racionalizar la
complejidad organizada de la sociedad y responder a valores públicos,
necesidades políticas y reclamos sociales. Por lo que su gestión requiere ser
creativa, productiva y transformadora” todo
esto dentro de un esquema orientado específicamente a las posibilidades y
deficiencias que tienen cada una de las zonas urbanas en México.
En estos términos nos
encontramos bajo un paradigma que nos guía hacia un proceso de transformación
que requiere un cambio de fondo y no un cambio meramente superficial en donde
el actuar gubernamental debe adoptar una acción que se adentre a una estructura
en donde las interpretaciones e interacciones se abren como un campo a la
participación de múltiples actores, tanto en el gobierno, (federal, estatal y
municipal) en la sociedad civil, (organizaciones no gubernamentales) el sector
empresarial entre otros actores que se vean
envueltos en el proceso de organización gubernamental para las ciudades urbanas
en México. Este esquema nos conduce a un dimensionamiento que se encuentra en
constante retroalimentación.
Por lo tanto, la problemática
gubernamental que atañe a las zonas urbanas deviene de un problema de
planeación y organización en la actuación y articulación del gobierno en todos
sus ámbitos, sobre todo en el esquema dentro de concepción, coordinación, e innovación
de estas grandes urbes, esto derivo a que “los
rendimientos de la acción del gobierno se vieran rezagados frente a los cambios
sociales y políticos que impactan en un deterioro en los indicadores del
bienestar social e individual; cuando los ciudadanos no son tomados en cuenta
en términos de corresponsabilidad y cuando el Estado carece de respuestas
oportunas para enfrentar lo imprevisto y las contingencias”. Precisamente
esta es la situación por la que las grandes zonas urbanas han tenido una gran
dificultad para conciliar un gobierno estable y con buenos resultados.
Por ello para poder gobernar
las zonas urbanas debemos de tener en cuenta muchos conceptos y dimensionar de
manera adecuada el paradigma que permea a estas zonas, en este sentido tenemos
que reestructurar la forma de gobierno y orientar las actividades hacia un
enfoque gubernamental “más participativo
y sensible a la sociedad, que obligue a crear estructuras más horizontales,
flexibles y con papeles cambiantes que permitan movilidad ante nuevas demandas
y procesos de transformación de las sociedades con las que interactúan.” Lo cual resulta crucial en todo momento en
las zonas más urbanizadas de nuestro país, ya que la comunicación entre el
gobierno y la sociedad se está haciendo más notoria dentro del paradigma actual
de los gobiernos.
Bajo esta argumentación es
claro que se necesita un enfoque gubernamental orientado a la gobernanza en
donde el panorama urbano tienda a generar “mayor
capacidad de decisión e influencia de los organismos no gubernamentales
(empresas económicas, organizaciones de la sociedad civil, centros de pensamiento
autónomos) en el procesamiento de los asuntos públicos, en la definición de la
orientación e instrumental de las políticas públicas y los servicios públicos.”
En este sentido tenemos que el gobierno debe fundamentarse bajo el pilar de la
democracia, orientado hacia la eficacia de los resultados y a la articulación,
dirección y coordinación gubernamental, teniendo como base las capacidades
gerenciales, determinadas por una planeación estratégica y de calidad de
gobierno especializada, dentro del componente institucional dotado de
mecanismos de participación ciudadana.
Por otro lado, se comprende una
reingeniería organizacional de los gobiernos federales, estatales y municipales
para construir una red de responsabilidad y una coordinación de acciones y toma
de decisiones, en beneficio de modificar y elevar la calidad de los bienes y
servicios en las zonas urbanas. Bajo esta idea podemos enfatizar que los
gobiernos urbanos requieren “desenvolverse
en realidades multifacéticas, lo cual significa que los problemas, los actores
y los intereses, no se explican por sí mismos, sino con relación a elementos
activos e interdependientes que tienen importancia central en las decisiones y
acciones del gobierno”. Bajo
esta idea nos encontramos que esta estructura urbana se convierte en un
conjunto de categorías y elementos programáticos que buscan dar orden y
dirección a la acción gubernamental estableciendo funciones, sub-funciones,
programas, actividades y proyectos.
Tomando en cuenta lo anterior
podemos acentuar que esto a su vez orienta a que se realicen sistemas de
planeación, programación y presupuestación mas agiles, trasparentes, flexibles,
asertivos y útiles que se convierten en una herramienta orientada a los
resultados óptimos dentro de las ciudades urbanas. En este sentido se debe
reconocer que esta reformulación debe estar entendida como un proceso único y
especifico de las zonas urbanas ya que, no solo se cambia la estructura y las
forma de actuar del gobierno de acuerdo a sus características, prioridades y
capacidades, sino también la forma de pensar y de concebir a los gobiernos
urbanos.
Bajo esta lógica hay que
puntualizar que para gobernar y conseguir una dinámica con buenos resultados en
las zonas urbanas del país, debemos conceptualizar que ahora los gobiernos de
las zonas urbanas “no tienen punto de
reposo, son organizaciones en movimiento adoptan decisiones, movilizan
recursos, coordinan esfuerzos, implementan programas, evalúan políticas y
cumplen con metas de interés público.”
De este modo se podrá consolidar una zona urbana más competitiva que sepa
cooperar e idealizar un mejor accionar mediante sus necesidades, realizando
actividades que le permitan diseñar una planeación que este sustentada bajo una
lógica colaborativa que sea adoptada por todos los gobiernos de nuestras zonas
urbanas.
Es una realidad que el
problema que aqueja a las zonas urbanas en México en la actualidad es un tema
crucial para determinar el crecimiento y desarrollo de nuestro país, por la
densidad poblacional y la actividad económica entro otros factores; pero si
tomamos en cuenta que estas zonas en teoría son espacios en los cuales se
brindan “mejores” servicios públicos que en otras zonas no urbanizadas; la
realidad nos confronta con un dilema completamente diferente en el cual las
situación es completamente diferente. En primer lugar tenemos que estas zonas urbanas
son un espacio de concentración poblacional gracias a sus posibilidades de
desarrollo (social, económico, educativo, laboral, habitacional, etc.)
Por esta razón se tiene un
fenómeno de migración a estas zonas que ocasiona que las demandas ciudadanas y
de otros sectores tengan un impacto cada vez más extenuante; por otro lado
tenemos que si bien estas zonas tienen la capacidad de brindar más servicios,
nos encontramos con que estos servicios son en algunos casos inexistentes,
ineficaces, ineficientes, insatisfactorios y de poca o nula calidad lo que
ocasiona un déficit gubernamental que permea en toda la zona haciendo que este
espacio se obstaculice generando múltiples problemáticas.
Por lo tanto debemos de tomar
conciencia sobre lo que representan estos espacios en la dinámica del país ya
que podemos presenciar un crecimiento bastante considerable en las zonas
urbanas, que en un futuro no muy lejano tendrán un sin número de dificultades
perores de las que vivimos en la actualidad; por ello es necesario
replantearnos que son las zonas urbanas y como gobernarlas, con el fin de
replantearnos que es lo que tenemos que realizar o modificar para poder actuar con
la intención de contrarrestar estas dificultades, pero no hablamos de una
solución precipitada sino de una acción gubernamental que este dotada de un
racionamiento contextual y focalizado al ámbito urbano, el cual se caracteriza
por estar conformado por una diversidad de actores que reclaman ser tomados en
cuenta y que son necesarios para que el engranaje urbano pueda desarrollarse.
Por ello es necesario y
urgente contar con un proyecto de desarrollo urbano, que contenga sus metas,
proyectos, estrategias y alternativas de gobierno de corto, mediano y largo
alcance, que no se vean interrumpidas por las administraciones o gobiernos, y que
a su vez se plantee como eje rector el bienestar y calidad de vida de la población
y de los servicios. En esta perspectiva es necesario contar con políticas
públicas amigables al alcance de todos los ciudadanos, y que fomenten la participación
de los ciudadanos en la toma de decisiones, para hacer de cualquier ciudad una
zona urbana sustentable en todos los ámbitos.
A si mismo esto debe estar
instituido bajo preceptos derivados con la democracia como eje toral de la
administración frente a la problemática de la burocratización, en donde las
sociedades urbanas actuales busque dirigirse hacia una forma de gobierno que conciba
a la acción desde la consideración de la política como una acción conjunta de
los individuos en sociedad en busca de una mejor calidad en el gobierno
teniendo en cuenta que en este contexto de las zonas urbanas en México “los Estados se redimensionan y reforman;
los gobiernos se rediseñan; las administraciones públicas se acotan y las
sociedades comienzan a organizarse y a formar grupos emprendedores.” Todo
este proceso con el único objetivo de tratar de implementar un mejor gobierno
para nuestras zonas urbanas.