martes, 28 de enero de 2020

Perspectivas metodológicas en el estudio del Estado. El reconocimiento y la distinción de las definiciones del Estado. (Norberto Bobbio)

Conceptos de Estado 

metodo-analitico
Definición de Estado

El ejercicio elaborado por Bobbio es basado en los fenómenos sociales que a su vez resultan ser multicausales, dado a esta particularidad es que se propone un abordaje con distintas teorías para determinar distintas formas de aproximación hacia el concepto del Estado, al analizar al Estado desde diversas  perspectivas, ejemplifica el planteamiento  de las  disciplinas históricas en relación a la definición del concepto de Estado relacionándolo con las múltiples vertientes de las instituciones políticas.

Estas se visualizan como una clasificación e ideas políticas que son continuas que, a su vez, se toman como una aproximación, estableciendo formas de organizaciones ubicando el estudio de la historia en dos categorías que recaen como lineales que son formas de organización básicas y no lineales que se ejemplifica como la división de la historia para las características distintivas, completando el tratamiento de los conceptos para su fragmentación y posterior abordaje del conocimiento.

Teniendo contemplado el punto inicial con el que Bobbio contempla a los conceptos en especial al del Estado las perspectivas de las instituciones y la historia de las doctrinas políticas no son las únicas maneras de interpretación, también es posible reconocer al Estado desde  otros  puntos de vista, Bobbio denota a dos corrientes, que resultan ser de gran valoración para la determinación y acercamiento del Estado para darle otra interpretación, Bobbio ejemplifica viéndolo desde la perspectiva de la filosofía política y desde la ciencia política. 

En este contexto la principal idea no se tratara de explicar el fenómeno, sino de darle cierto sentido, en función de lo que esta entendido como justo y legal, tomando en cuenta los valores que serán factores que le den dirección para ratificarlo, por consiguiente no examina lo empírico y se ve alejado de este conocimiento, por lo tanto no se ocupa de la comprobación de lo real, dando una concepción de lo abstracto de difícil referencia lo que no se logra percibir de manera directa pero que es de gran importancia para fundamentar al Estado. 

Estas dos vertientes tienen un papel de tratamiento de ubicación, contemplan el contexto para darle forma e interpretación al Estado mediante la noción de lo continuo y lo discontinuo. La filosofía política se enfoca en la búsqueda justificada de la mejor forma de gobierno para el Estado, es aquí donde aparece el fundamento del poder político y la esencia que lo hace político.

La ciencia política se refiere a un estudio más enfocado al conocimiento empírico conceptual que busca verificar o corroborar las técnicas sistemáticas que le den un sentido de causa y efecto, por consiguiente, evitar en lo más mínimo juicios de valoración. La ciencia política es la contra parte de la filosofía política, en donde esta busca estudiar el fenómeno y explícalo en sus partes materiales las cuales se identifican con facilidad en la acción dentro del contexto del Estado.

En una cuestión más general se especializa en el conocimiento empírico que involucra una cuestión más tangible y pragmática, por lo que deja atrás los valores y toda cuestión de ética, su objetivo es el de comprobar que existe el Estado y fundamentarlo con una valoración conceptual que se puede desempeñar según las características que se buscan dentro de la practica política. 

En general las perspectivas que plantea Bobbio nos permiten estudiar dando diferentes interpretaciones sobre todo concentrándose en la ciencia política en donde su distinción recae en las evidencias dando una caracterización de la realidad, mientras que en el caso de la filosofía política la profundización recae en las formas de gobierno, el fundamento del estado y el poder político dando énfasis en los aspectos político, público y ciudadano.

La distinción entre estas aproximaciones del conocimiento conceptualizado del Estado recae en los diferentes enfoques de sus características, pero Bobbio nos da las herramientas de cómo abordar al Estado infringiendo aspectos que de alguna manera se interrelacionen para visualizar más ángulos del Estado según las características que se deseen estudiar; otras maneras de concebir al Estado están en las referencias históricas, jurídicas y sociológicas que cada una llega a una determinada definición según la concepción con la que se le desarrolle para llegar a la contemplación de un significado que le dé sentido al Estado, para categorizarlo adecuadamente en un concepto uniforme.

Lectura recomendada

Bobbio, Norberto (1998) “Estado, Poder y Gobierno”, Estado, Gobierno y Sociedad, México, Fondo de Cultura Económica. 68 – 157.



miércoles, 22 de enero de 2020

El proceso cognitivo en la construcción de conceptos. ¿Qué es y cómo se configura el conocimiento científico? (Sartori y Popper)

La ciencia y su diferencia de otras formas de conocimiento.

Giovanni-Sartori
Conocimiento científico

Partiendo de las aportaciones de Sartori tenemos que los conceptos son una idea de aproximación al conocimiento, como consecuencia estos se convierten en un acercamiento a la realidad, sin embargo los conocimientos se diferencian entre las ciencias naturales de las ciencias sociales ya que en los primeros, el objeto identificado como el concepto u objeto de estudio es inanimado y en los segundos se les identifica como un animal simbólico, dada esta interpretación es que hay diversas formas de conocimiento, el objeto de estudio no se puede abordar de la misma manera, por índole nos hace visualizar al concepto con distintas formas de interpretación.

Para afrontar de mejor forma la aproximación del conocimiento hay que realizar un proceso cognitivo para el tratamiento de la construcción de los conceptos empezando con un triángulo en el que muestra la interrelación que hay entre la palabra, el significado y el referente, teniendo esta estructura el proceso de la delimitación del concepto comienza a fragmentarse mediante la realización de la connotación que en este caso tiene el propósito de dar una intención al concepto, que es dirigida hacia la extensión que se le precise dar al concepto.

Bajo los estándares que nos da Sartori el manejo de los conceptos puede darse de una manera precisa pero cuenta con obstáculos, que nos pueden llevar a perder el sentido en el proceso de connotación y denotación, del lado de las palabras se encuentra la ambigüedad que se refiere a que un concepto adquiera varios significados complicando la búsqueda de una sola definición y del lado del referente es la vaguedad que se enfoca en la imprecisión al no tener un referente estable complicando la dirección en la cual se quiere manejar el concepto, para un manejo más preciso con respecto a los conceptos.

Sartori establece una escala de abstracción la cual tiene niveles de acercamiento distintivos de la significación con el fin de omitir cualquier tipo de error que se pueda suscitar, dando como resultado las características mínimas definitorias del concepto aumentando la capacidad de referencia a algo concreto.

Respecto a la visión de Sartori hacia la configuración del conocimiento científico, expone que este requiere de un método de investigación que contenga un tratamiento elaborado que al mismo tiempo este lo conduzca a la obtención del conocimiento por aproximación, este conocimiento al momento de cuestionase si en realidad (es verídico) se ve planteado como un cambio, esto da paso a una transformación que en estas circunstancias llega el punto de intercepción que (desde la perspectiva de Sartori) adquiere la categoría de carácter científico.

Bajo esta situación la visión de Popper no es tan diferente, para él la determinación del conocimiento científico, tiene que estar interrelacionado con ideas, experiencias y su mundo físico, (el de los productos) estas características conforman la realidad, (la conjunción de los tres mundos) su vinculación con respecto a los tres mundos expresa que el mundo uno y el tres se encuentra en un enfoque similar siendo que el mundo dos se encarga de trasformar mediante la experimentación con el mundo uno para dar creación al mundo tres que es la que finalmente conforma la realidad, que en este caso sería sinónimo del conocimiento científico; al igual que Sartori conciben al conocimiento científico como la verdad más próxima a la absoluta gracias a su grado de comprobación que al mismo tiempo son respaldadas por una teoría.

Siguiendo el mismo punto de partida Popper toma en cuenta que el errar es humano y por consecuencia ningún conocimiento es verdadero, pero distingue al conocimiento científico, por ser un conocimiento empirista que consta de medición y comprobación lo que otro tipo de conocimientos no realizan, este desarrollo tiene lugar hipotéticamente en sus tres mundos dando la visión de la realidad que cataloga como la auténtica y verídica.

Las concepciones de los dos autores se dirigen hacia el lado del positivismo lo que conlleva al positivismo lógico, dentro de estos parámetros se desprende la necesidad del racionalismo científico que es manejado por distintos modelos de conocimiento científico, este conocimiento científico se encarga de desarrollar el conocimiento puntual y verídico, esta es la ejemplificación hacia la utilización de la ciencia  para determinar lo auténtico (lo verídico) de lo falso quitando y dejando de lado el paradigma y la inconmensurabilidad que no existía al no ver ciencia en el conocimiento dándole un significado distintivo a la configuración de un nuevo conocimiento, el conocimiento científico.

Lecturas recomendadas:

Sartori, Giovanni, Capítulo III “¿Cuál Método?”, La política. Lógica y Método de las Ciencias Sociales, FCE, México.


Popper, Karl (1994), Capítulo I “El conocimiento y la configuración de la realidad” y Capítulo 4 “La ciencia y la crítica”, En busca de un mundo mejor, Barcelona, Paidos.

viernes, 17 de enero de 2020

El hombre en busca de sentido (Un psicólogo en un campo de concentración) “Víctor Frankl” Reseña

El hombre en busca de sentido

Campo-de-concentración
Viktor Frankl

Los relatos sobre las atrocidades hechas en los campos de concentración y sobre todo en los campos de exterminio durante el auge y desarrollo de la Alemania nazi, son un recurrente ejemplo histórico que está ampliamente documentado, el cual, nos muestra los extremos que pude llegar a tener el hombre contra sí mismo; la multitud de testimonios que se han acumulado sobre esta etapa de la historia nos demuestran los extremos que puede llegar a tener el hombre y la brutalidad de sus actos en contra de aquellos que de un día para otro amanecieron estando fuera de los parámetros normativos de la sociedad alemana (ya no eran iguales), viéndose como inferiores e inaceptables en una sociedad que de una noche a una mañana despertaba siendo una nación “Aria” y libre de impurezas.

Esta extraña situación rápidamente se vio impulsada dando paso a lo que posteriormente sucumbió a la aparición de la “otredad”, que además se concebía y se impregnaba con las ideas, y principales postulados de la corriente nazista, que tuvo un auge y obtuvo su principal despunte en la Alemania del mandatario Adolfo Hitler, quien mantuvo la atencion de todo el mundo en algún momento de la historia, por trasladar esta ideología tan radical a una sociedad que estaba golpeada en el orgullo y totalmente vulnerable; este escenario desencadenarían un sin número de repercusiones de gran magnitud y de gran impacto internacional, dando pie a la consecución de un conflicto armado entre bloques bélicos dando inicio a la segunda guerra mundial; la no aceptación de aquellos que no cumplían sus estándares humanos, represento una amenaza válida para todos los países, sin embargo, la gota que derramó el vaso fue, el impacto de esta ideología transladada a otros países de manera autoritaria y practicas radicales que se tomaron sobre aquellas personas que no estaba en sus planes y parámetros nacionalistas.

Dentro de las posturas nazis no cabía otra solución, que no fuera lo indignante, y de esta manera las acciones tomadas llevaron a acciones descabelladas completando el ciclo idealista del nacionalismo Alemán, que sucumbió en la ejecución de un exterminio humano, en donde las miles de voces que se quedaron en silencio tuvieron muertes y sufrimientos inhumanos, antes de ver la inmunda realidad en la que se encontraban, esta fue una etapa nuca antes vista en la historia contemporánea y que marcaría toda la vida de aquellos que afortunadamente o desafortunadamente salieran con vida de aquel holocausto, que sigue impactando hasta nuestros tiempos a todo el mundo, convirtiéndose en un hito mundial que congrego una desmesurada indignación en todos los sectores sociales, quedando como una horrible mancha que ensucio a toda la humanidad, y que nos mostró los alcances que pueden tener las personas en una contienda por el poder y supremacía.        

El libro “El hombre en busca del sentido” es el relato de un psicólogo que es postrado en uno de los campos de exterminio más famosos y del que quizás más recuerdos y relatos se tienen, de aquella etapa nazi, el campo de exterminio de Auschwitz; este libro no se trata de uno de los muchos relatos de sucesos, de torturas y muertes dentro de los campo de exterminio y de concertación; esté texto se enfoca a un aspecto más interno, de experiencias personales, experiencias que son narradas y expresadas directamente por uno de esos hombres que vivieron en carne propia los estragos de un capricho mortal, un capricho de superioridad sujeto al mando de las fuerzas alemanas; el texto nos transporta a estas situaciones, lo que hace del texto, una nueva fuente analítica dentro de esta etapa de la historia.

Viktor Frankl el psicólogo prisionero, principal personaje, y autor de los relatos presenciales en los campos de exterminio y de los campos de concentración, nos vierte un relato desde el interior de estos campos y desde el interior de su persona, taladrando su experiencia desde una perspectiva visual y presencial unida a su vez, a un análisis de su vocación psicológica. 

“El hombre en busca de sentido” nos muestra el otro lado de la moneda, el lado que no se puede analizar a simple vista, pero que está construida de pequeños tormentos, en donde la concepción de las vivencias se trasforman, en una historia más íntima y que nos instala en una doble reflexión que nos acerca a un trastorno humano, y nos aproxima a una apreciación más directa con respecto al sentir del hombre y su psicología dentro de una situación de estrena supervivencia, bajo un enfoque de la resistencia humana en un nuevo campo de estudio bajo las condiciones dentro de este contexto histórico.

Viktor Frankl realiza un ostentoso análisis para dar respuesta a preguntas, a las más grandes interrogantes, que salieron a la luz, en la figura de todos aquellas personas que perduraron, resistieron y no abandonaron su vida que era lo único que los mantenía atados a los sufrimientos durante esta etapa, logrando conservar su vida hasta el día de su liberación; partiendo de esta premisa desarrolla el punto principal de la obra, que gira que entorno a la dinámica del día a día del prisionero promedio de la cual despliega dos preguntas fundamentales, Viktor Frankl se pregunta desde su experiencia individual y desde la visión psicológica estas premisas: ¿Cómo incidía la vida diaria de un campo de concentración en la mente del prisionero medio? y ¿Qué fue lo que lo condujo a no desprenderse de lo único que lo astenia a seguir sufriendo los brutales embates dentro de los campos de concentración?

Con estas preguntas queda claro el marco de referencia y la perspectiva con la cual Viktor Frankl desarrolla su obra; todos los sucesos que describe no son los sucesos de gran trascendencia en la Historia; no se basa en esas muertes multitudinarias, en la política o en el conflicto armado entre naciones, sino, visualiza aquellos campos de concentración más pequeños, aquellos que si bien no fueron tan atroces con grandes crímenes en masa, se pueden encapsular que fueron los pequeños “corrales”, en donde se produjo la mayor experiencia de sufrimiento y de maltrato (psicológico), de esta reflexión Viktor Frankl empieza el análisis del contenido del libro, mostrándonos un nuevo panorama en el estudio de la estructura y las prácticas de los campos de concentración y las consecuencias de la concepción integra y mental que algunas personas desarrollaron en esta situación.

Las escenas que relata Viktor Frankl tiene un sentido muy específico y muy significativo, cada pasaje que desarrolla va encaminado a explicar un aspecto psicológico, (una repercusión) que es desarrollado incocientemente por el ser humano durante su instancia en los campos, Viktor Frankl acomoda y entrelaza estas características de tal manera que realiza una reflexión sobre el comportamiento de las personas que tuvieron estas experiencias, realizando un análisis meramente humano sin profundizar ni procurar el contexto histórico y sin tomar cierto peso hacia alguna postura ideológica, haciendo una lectura más comprensible y libre de reflexión.

Estas vivencias y experiencias se van agrupando en tres distintos momentos determinantes en la orientación y el desarrollo de la obra, este orden cronológico que implementa Frankl, nos permite visualizar el orden de los estragos psicológicos que el texto quiere plantear, este toque de temporalidad y de cronología hilado con los sucesos dentro de los campos, nos permite concebir la evolución de los cambios que confrontaba el hombre y de esta manera precisar y reconstruir una visión más general de las repercusiones y las transformaciones que se hacen presentes en las personas, bajo el enfoque psicológico. 

Esta línea de seguimiento resulta la manera más sencilla y más completa de abordar esta situación, en donde, el seguimiento de la narración de las vivencias van sujetas y encaminadas a un análisis, que es manejado con un vocablo psicológico de una manera brillante, Viktor Frankl explica y maneja las connotaciones lo más descriptiblemente posible, basándose tanto en bases psicológicas así como en los pequeños relatos que va narrando a lo largo del libro, de esta forma, nos expresa su intencionalidad, explicando todos los términos psicológicos generales. 

Viktor Frankl muestra otro análisis contextual que nos lleva de la mano en un seguimiento profundo y que tiene su punto primordial, en la búsqueda de una posible respuesta de las principales interrogantes que se plantea a lo largo de la obra, llegando a tal punto en su análisis que surge un hito crucial de la mente humana ligado con la fuerza de voluntad, en donde después del análisis psicológico, explora una nueva rama de la psicología de la cual se desprende la “logoterapia” en una aportación sobresaliente, que no solamente se convierte en la principal aportación de la obra de Frankl si no que es una gran aportación en el campo de la psicología.

La búsqueda del sentido de mantener su vida, lo llevo a no despojarse de su vida durante su internamiento en los campos de concentración; todas las personas incluyéndose él mismo se aferraron a la vida encontrando una razón en su subconsciente, Viktor Frankl, trata de encontrar la respuesta, al visualizar una solución que lo lleva a la reflexión a través de su experiencia en la psicología, realizando un análisis logoterapéutico que es la parte más explicativa para responder al sentido que tenían las personas en esas circunstancias que valoraron su vida y los llevo a defender su integridad. 

En la parte final de su obra explica los resultados de su análisis con la inclusión de la logoterapia, (este es un punto de gran repercusión en la comprensión de la obra), así la forma narrativa cambia y los conceptos psicológicos salen a la luz en todo su esplendor, Viktor Frankl explica los conceptos básicos de la logoterapia y con ello el significado de esta, la cual viene de logos que es igual a sentido. De esta forma su teoría consiste en ampliar y ensanchar el campo visual, mediante la voluntad, en la búsqueda del sentido de la vida que constituirá una fuerza primaria para el fortalecimiento de su individualidad, e incluyendo el sentido de la vida, que difiere de un hombre a otro, de una hora a otra, de un día a otro etcétera, pero lo que verdaderamente importa al final según Viktor Frankl es el significado e importancia que se le asigna a la vida de cada individuo en un momento dado.

Viktor Frankl logra su objetivo que platea en “el hombre en busca de sentido”, al vincularnos a una historia íntima dentro de los campos de concentración, en donde su línea de seguimiento es bastante clara y nos permite interactuar con el sentido del hombre, con este sufrimiento interno (psicológico).

Siguiendo con la misma línea con la que Viktor Frankl plantea su obra, se puede deducir que el desarrollo de este texto está bien plateado y es preciso, en toda su narración que corresponde a la parte fundamental de la estructura, sobre la triada expuesta por Frankl, relatando los actos que se vivieron y se presenciaron, junto con los conceptos con los que hila su teoría, además de ambientar la convivencia que se vivía entre los propios prisioneros y también su relación con los militares alemanes, dándonos una perspectiva más real de la experiencias e interacciones presenciadas en el interior de los campos. 

El principal objetivo de “El hombre en busca de sentido”, más que vincularnos a los sucesos históricos, los datos duros, y relevantes, sobre los campos de concentración y de exterminio, nos muestra una visión más cercana a una visión interna del hombre, una visión más enfocada hacia la psicología del ser humano, nos cuenta una pequeña historia del hombre en singular, bajo el contexto histórico de la Alemania nazis, que a su vez está bajo la sombra de la majestuosa historia de la segunda guerra mundial; Viktor nos relata una historia del dolor humano basado en las vivencias y experiencias que sufrió durante este periodo de su vida, describiendo las condiciones que se vivían dentro de los campos.

El autor nos muestra desde la perspectiva psicológica las distintas etapas que convergen en el ser humano al momento en el que es sometido a vivir en las condiciones más extremas que caracterizaban a los campos de concentración, nos adentra en una micro-historia de un campo de concentración, una historia que queda solo en la memoria de quien la vivió y de aquellos que entre la multitud pudieron vivirla en carne propia, que tuvieron la oportunidad, la voluntad y la fortaleza de sobrevivir, aguantando tantas brutalidades a su persona tanto en el sufrimiento externo como en el interno; esta narración deja de lado el estereotipo del análisis general, de todas las atrocidades que se Vivian dentro de los campos de concentración, llevando este tema a un análisis de un nivel más singular que nos explica el profundo impacto y las repercusión en la sensibilidad de los sentidos humanos ante amenazas y acciones que contaban con una mínima misericordia dentro de este contexto histórico.

Viktor Frankl no se adentra, ni se detiene, en conglomerar los grandes horrores ya que estos han sido descritos y examinados por otros autores, sino que, se enfoca en un sentir puramente psicológico los cuales se van desarrollando de la mano de los relatos de las experiencias, con los cuales reitera y explaye su análisis, para resalta los principales golpes, los golpes internos (golpes al alma), esos golpes que suelen doler más y que también suelen permanecer por más tiempo, ocasionando un dolor que perdura para siempre y que el mismo Viktor Frankl describe como golpes que no sanan con el tiempo y que se conservan en la memoria de las personas que sufrieron y que vivieron dentro de uno de esos campos y de aquellos que presenciaron tales actos violentos y sin escrúpulos día con día, y personas que al final lo perdieron todo pero al mismo tiempo dejaron de sufrir los tormentos que durante tanto tiempo experimentaron a tal punto que vieron el final de sus vidas en aquellos lugares que no tenían mayor sentido humano.

Viktor Frankl congrega tres situaciones muy generales, pero que terminan siendo las más determinantes en este rubro, nos explican en primera instancia el internamiento en el campo de concentración el primer momento en que son fuertemente reprimidos, el primer gran impacto recibido dentro de este contexto, que consecuentemente se traduce a la vida ya dentro del campo que es la parte más extenuante que constituye la columna vertebral y principal motor del trabajo de Viktor Frankl, que culmina con los sucesos después de la liberación (las consecuencias); esta triada que es manejada por Viktor Frankl se convierte en el esquema estructural a lo largo de la obra.

Evaluando la calidad y aportación del libro de Viktor Frankl podemos resumir que es un libro con muchos aciertos, que nos muestra un panorama innovador, dándonos una nueva perspectiva en una historia ínterna, una historia simple de un hombre, que al final puede ser el reflejo de muchas historia individuales, que se contaron en cada uno de esos campos; así que “El hombre en busca de sentido” es una obra ampliamente recomendable, por el simple hecho de trasladarnos a la tan famosa historia del holocausto a un nivel contextual diferente, que nos permite examinar desde otra perspectiva las consecuencias de esta etapa a una visión que muchas veces no es visible pero está presente.

jueves, 9 de enero de 2020

El nacimiento de un nuevo proyecto nacional. "Los herederos de la revolución y las nuevas figuras representativas.” (La institucionalización de un México “prometedor” y la construcción de nuevos mitos posrevolucionarios). [Segunda Parte]

México Posrevolucionario

caudillismo-en-mexico
Reconstrucción Nacional

3. Una transición definitiva del caudillismo al populismo estructural; el inicio de una institucionalización, bajo una visión estadista. “Los primeros cimientos de la institucionalización del país bajo la máscara del Maximato.”

Inmediatamente, casi instantáneamente que Calles tuviera prácticamente todo el control sobre México olvidó su discurso en contra del caudillismo y la defensa de las instituciones. Tras haber embridado a la caballada revolucionaria y sin la sombra de Obregón, su figura se agigantó. Dentro del escenario político nacional no existía nadie por encima de él. Comenzaron a llamarlo el “Jefe Máximo de la Revolución” y le tomó gusto al nombre. Era el nuevo caudillo. Pero no era cualquier caudillo o más bien no era del todo un caudillo, “el asesinato del caudillo nacional implico la desaparición de los únicos principios de unidad y estabilidad conocidos en la tradición política, mexicana hasta ese momento.”[1] con esto también desapareció la figura encarnada por Obregón quien representaba claramente las características de los típicos caudillos teniendo una pauta de gran relevancia en la vida política del caudillo tradicional y del nuevo caudillo.

De esta manera también se habré una vinculación de gran repercusión con “el caudillaje local y el caciquismo están estrechamente ligados correlacionados y condicionados entre sí.[2] lo que hace de las figuras de Obregón y de Calles una transición muy importante y notoria en este asunto de concientización política de la transformación de la etapa de los caudillos a la de las instituciones; este cambio iba ligado en relación a toda una gama de características particulares que cada uno tenía, de tal modo que “Obregón podía menospreciar a calles como militar pero nunca como político; probablemente lo habría aplastado en el mismo terreno político de haberse dado un enfrentamiento entre ellos, pero en lugar de combatirlo lo hizo su mejor colaborador en la medida en que fue creciendo Obregón entre las masas.[3] de esta forma entre los dos se complementaban haciendo una figura inconmensurable y privilegios aparte de que cada uno veía un gran rival en el otro.

De esta manera la concepción del caudillismo viene de un fenómeno político y social, postrando una forma de dominar un país en la cual la fuerza primordial recaía en el caudillo, un líder carismático. Se trata de un hombre que gana la legitimidad política y el apoyo popular gracias a su magnetismo personal con el respaldo de la elite económica, de modo que adquiría un poder absoluto y lo ejercía hasta tal grado que parecía adueñarse del país. Que fue algo que sucedió con ambas figuras tanto como Obregón como a Calles, pero con características particularmente diferentes en la cuestión de la popularidad en donde pasa de ser un aspecto meramente físico y carismático a un aspecto más estructurado y sintetizado.

Retomando la idea caciquil tenemos que “los antiguos caciques han sido sustituidos por una diversidad de nuevos caciques que, por caminos generalmente paralelos a la estructura y practica políticas y con bases económicas directamente relacionadas con la explotación de sectores campesinos pauperizados aun forman parte del escenario nacional como, imponentes representantes políticos que ayudan a mantener las actuales formas de explotación, aun en contra  de la modernización  del aparato económico y del sistema político por el que pugnan algunos sectores de la burguesía estatal gobernante.[4] lo que nos da la imagen de la construcción de una transformación que se transmite en los aspectos políticos y el uso y el manejo de estos.

De esta forma podemos concebir que esta transición si bien no fue del todo perdida y aún sigue presente con cuenta con las mismas características que se tenían anteriormente y de esta manera si tuvo un gran el desarrollo de la vida política de México, en un cambio estructural más eficiente y estructurado que permitió que se llevase a cabo un innovador proyecto nacional.

La crisis política por la que atravesaba la familia revolucionaria, en el poder, se hizo más severa a raíz del asesinato de Obregón. Teniendo en cuenta que la reelección de Obregón había influido en circunstancias de conflicto, debido a las rivalidades existentes entre el caudillo y el líder morones, y por la manera violenta en que se eliminara a los otros dos principales aspirantes a la presidencia, que beneficiaba a morones y a los antirreeleccionista y, por supuesto, a Calles, quien fue el nuevo factor de lucha enconada entre los grupos que se disputaban el poder. Calles manifestó la idea de constituir un gran partido revolucionario que incorporara a los miembros de las diferentes facciones revolucionarios, destinadas a controlar la política general del país, pero reconociendo la autonomía de los partidos locales. La idea del partido como agente institucionalizador que había quedado esbozada solamente le faltaba que fuera aceptada por todos los hombres fuertes que constituían a la familia revolucionaria.

De esta forma “el partido oficial cumpliría tres importantes funciones; evitar la dispersión del grupo revolucionario; establecer un sistema pacifico de dirimir las luchas por el poder, y finalmente, dar alcances nacionales a la acción política para lograr las metas de la revolución, aunque estas no siempre estaban bien definidas.[5] Así pues sin más preámbulos Calles comenzó el desarrollo su obra institucionalizadora durante lo que se le denomino el Maximato, consiguió que fuera elegido Emilio portes Gil, un joven político que  no  había  ocupado  puesto  en  alguno  de  su  gabinete  y  podía  considerarse  como obregonista sin que fuera contrario al callizo estas características lo hacían un buen candidato para los planes de Calles, había sido gobernador en su natal en su natal Tamaulipas, había  desempeñado  un  gran  papel en la política.  La comisión de diputados que Eligio a portes Gil estableció que la presidencia interina se prolongara de primero de diciembre de 1928 al 5 de febrero de 1930, lapso en el que prepararía el proceso para la elección de un presidente.

La formación del partido fue visualizada por Calles de una manera concisa encaminada a la pretensión de centralizar la política mediante una maquinaria nacional que fuera controlada por una sola persona. La declaración de principios del PNR muestra también una clara congruencia con la filosofía de Calles. El PNR reforzaba los principios del artículo 3 constitucional y se proponía que la educación se encauzara hacia una vigorización del nacionalismo, el PNR proponía el fomento a la industria mexicana, proposición en concreto consistía en brindarle protección, crear bancos emprender campañas públicas para hacer crecer al consumo de artículos mexicanos.

Por aquellas fechas de la creación del PNR, Calles apenas comenzaba a ser el hombre fuerte. Si bien no contaba con un número de seguidores capaz de contrarrestar al poderoso grupo obregonista a la hora de buscar los candidatos para la presidencia constitucional.  Aarón Sáenz, un miembro de ese grupo y jefe después de la muerte del caudillo, era considerado en los medios políticos como el candidato idóneo, circunstancia que reconocía el presidente interino y el mismo calles. Pero no reunía las condiciones necesarias para continuar la obra callista, y mucho menos estaría dispuesto a permitir la injerencia del jefe máximo en su gobierno, Calles aconsejo a portes Gil que simulara aceptar la candidatura de Sáenz. Sáenz renuncio entonces a la gubernatura de nuevo loen y se dispuso a preparar su campaña de 1929.  

Mientras tanto porte Gil manda a llamar a pascual Ortiz rubio, un ingeniero en minas que había participado en la revolución a favor del carrancismo. Las razones que impulsaron a calles a escoger a Ortiz rubio para la presidencia parecen comprensibles, las circunstancias en las que llagaba Ortiz Rubio hacía difícil que poseyera fuerza política propia dentro del país, de manera que no tendría más remedio que aceptar los consejos del jefe máximo, a esta ventaja se agravaba el hecho que Ortiz era poseedor de una indiscutible honestidad, lo que hacía aún más conveniente esta intervención a favor de calles.

El gobierno de Portes Gil se caracterizó desde un principio por conflictos con organizaciones obreras que habían estado en contra de su designación como presidente interino. Los conflictos con la CROM y otras organizaciones sindicales (comunistas, socialistas, anarquistas y católicos) ocurrieron en el contexto de la recesión que, desde septiembre de 1929 avasalló a la economía de Estados Unidos, con la que la economía mexicana.

En lo político, Portes Gil permitió a Calles dar un paso fundamental hacia el Maximato, el ex presidente Plutarco Elías Calles había sido nombrado presidente del recién formado Partido Nacional Revolucionario PNR. Este cargo resultaría definitorio a la hora de consolidar su poder, pues le permitió de una vez por todas acabar con las aspiraciones de los obregonistas, convirtiéndose en el líder máximo de la política nacional.

El recién creado Partido Nacional Revolucionario PNR tomaba protesta a Pascual Ortiz Rubio como su candidato para las elecciones presidenciales de 1930. La elección de éste se dio en la más absoluta oscuridad en una encrucijada que tenía bien dibujada Calles. En realidad, su elección no tuvo otro motivo más que desarticular al obregonismo, representado por la candidatura de Aarón Sáenz y, sobre todo, aplastar la candidatura ciudadana de José Vasconcelos.

De  esta  manera,  Calles,  usando  todo  el  capital  político  del  partido  que controlaba,  así  como  el  aparato de  la  administración pública  federal,  encabezada por Portes  Gil,  inclinó  descaradamente  la  balanza  hacia  su  candidato,  asegurando  la presidencia  de  la  República,  a  pesar  de  lo  cual  es  importante  considerar  otro acontecimiento marcaría  la  presidencia  de  Portes Gil,  un  levantamiento  armado  que sería recordado como el último levantamiento gran levantamiento militar que consagraría el final de la etapa de los caudillos.

La dinámica propia del Maximato, en el que el ex presidente Plutarco Elías Calles, el autoproclamado "Jefe Máximo de la Revolución Mexicana", mantenía cuotas importantes de poder, hizo insostenible la presidencia de Ortiz Rubio, por lo que, al cabo de dos años, presentó su renuncia al cargo en 1932. Antes de irse y haciendo eco de la atmósfera de golpe de Estado que se respiraba afirmo: "Salgo con las manos limpias de sangre y dinero y prefiero irme y no quedarme aquí sostenido por las bayonetas del ejército mexicano".

Rodríguez ejerció la presidencia en calidad de sustituto del 4 de septiembre de 1932 hasta el 30 de noviembre de 1934, en calidad de Presidente Constitucional Interino de México. Durante su presidencia promulgó la reforma antireeleccionista a la Constitución, que evitaba la reelección inmediata de todos los cargos de elección popular, establecida a partir del 29 de abril de 1933. Reformó la Ley del Patrimonio Ejidal, creó el Banco Hipotecado y de Obras Públicas hoy Banco Nacional de Obras y Servicios Públicos.

Otorgó, por decreto del 2 de mayo de 1933, el completo control de cambios al Banco de México. Desde junio de 1933, Calles había expresado la conveniencia de elaborar un minucioso programa de acción que debería aplicarse en el siguiente periodo presidencial.  El grupo cardenista logró que el Plan Sexenal se convirtiera en un programa de transformación, tendiente a reivindicar los principios de la Revolución, pero no de la vieja revolución sino de una nueva concepción de la revolución de Calles.

Calles había logrado controlar como un titiritero a estos tres presidentes y había extendido su presidencia a la sombra de estas figuras y había encaminado a México mediante reformas, a la institucionalización del estado, pero el panorama cambio de la noche a la mañana y varios factores disgregaron a la asociación del Maximato en primera instancia fue la crisis económica que altero a todo el orden social mundial y por si fuera poco el auge que venía obteniendo Lázaro cárdenas, complicaban aún más el desarrollo posterior de Calles en la presidencia de la república. De esta forma “el derribamiento final del dualismo político y la desaparición del Maximato no se van a dar por el choque de las personalidades y grupos, sino por la consolidación de nuevas fuerzas políticas, ahora si sociales, que había puestos en marcha los gobernadores en sus conflictos con el centro.[6]

De esta manera “Calles cumplió su promesa de no regresar a la presidencia de la república, pero el régimen del caudillaje continuo en forma por demás original. Calles mandaba por sobre el presidente, sin responsabilidad alguna exigible constitucional ni políticamente. Calles forzó el tiempo y el mismo alcanzo a ser protagonista y víctima del ultimo caudillaje cuando en 1936 a petición del presidente Cárdenas salió del país.[7] Visualizando claramente el fin de una era conocida como el Maximato.

Así se observó está importante transición en donde “los individuos somos intercambiables y sustituibles, afirmando que en México ha terminado junto con el caudillaje una sensación irracional acerca de los hombres predestinados.[8] abriendo con esto un nuevo contexto y nuevos mitos en la concepción política del régimen mexicano.

4. La conclusión de un proyecto innovador, una nueva institución regidora del mecanismo político mexicano, del Maximato al presidencialismo. “La centralización de un solo poder y el inicio de una etapa institucional.”

Dentro del contexto de la última etapa de la presidencia de Plutarco Elías Calles podemos concretar que ese último año fue también su primer año como dueño de México. A pesar de los presidentes Emilio Portes Gil, Pascual Ortiz Rubio y Abelardo L. Rodríguez, las grandes decisiones, el ejercicio del poder real, y la última palabra en materia política provenía de la “sabiduría” del Jefe Máximo. Toda la clase política acudía a consultarlo. Su autoridad era indiscutible y nadie la puso en tela de juicio. Pero esto cambio de la noche a la mañana calles no logro mantener el poder más y termino cediendo hacia las nuevas generaciones que venía arraigando el nuevo sentido revolucionario de esta forma con Lázaro Cárdenas que no se sometió a los mandatos del jefe máximo y concentró el poder político en la figura presidencial.

Con la llegada de Lázaro Cárdenas a la presidencia en 1934, el poder del Jefe Máximo se vio paulatinamente disminuido. El general cárdenas movió las piezas de la política con mucho tacto, pero con maestría, en dos años arrebató posiciones al grupo callista. En 1936 Calles desapareció del escenario nacional. Luego de algunas críticas hacia las políticas del nuevo presidente, el Jefe Máximo dejó de serlo Cárdenas lo expulsó del país.

En mayo de 1935, Calles regresó a la ciudad de México, luego sostuvo una larga plática con Cárdenas, pero la situación política no cambió. El 12 de junio de 1935, Calles hizo declaraciones para exigir que se pusiera fin a la ola de huelgas y a la división del Congreso, ya que, en sus palabras, “por último interviene el ejército, como consecuencia, el choque armado y el desastre de la nación”.

En suma, Calles exigía devolver su influencia política y amenazaba a Cárdenas, en caso de no suprimir las divisiones del Congreso, en retirarle el poder como lo habría hecho Ortiz Rubio.  En respuesta, Calles solicita la renuncia de los miembros del gabinete con filiación callista. El 16 de junio Calles se lamentaba por sus palabras y declaró que se retiraba definitivamente de la vida política nacional. En el Zócalo de la capital los contingentes obreros manifestaron su apoyo a las decisiones de Cárdenas.

Lázaro Cárdenas durante su gobierno se caracterizó por el ascenso de las fuerzas revolucionarias. Se organizaron los movimientos obrero y campesino: Confederación Nacional Campesina (CNC) y Confederación y Trabajadores de México (CTM), como única organización obrera. Se constituyó la Federación de Sindicatos de Trabajadores al Servicio del Estado (FSTSE), medida por la que los empleados públicos abandonan sus nexos con la CTM. Organizadas las fuerzas sociales, Cárdenas crea en 1938 el Partido de la Revolución Mexicana (PRM) que queda estructurado con los sectores obreros, campesino, militar y popular burócratas, supeditados al Estado y al Poder Ejecutivo en particular que es una transición de gran relevancia en donde es solo se sustenta un cambio de paradigma dentro del partido que se convierte y se con sólida institución dentro del carácter político consolidándose como la nueva maquinaria política que si bien sufriría algunos cambios las bases establecidas y de las cueles se fundaba el partido siempre fueron las mismas.

De igual forma Cárdenas resolvió la crisis de autoridad expulsando en 1936 al "jefe máximo" de la nación, Plutarco Elías Calles, por conspiración contra el gobierno lo que concreto una transición más de suma importancia de la cual reforzó el presidencialismo y con la creación del nuevo partido diseñó las nuevas estructuras políticas y económicas que funcionarían sin mayores contingencias hasta finales de los años ochenta. El lema del PRM fue: por una democracia de trabajadores, y en la declaración de principios está la idea del proyecto de nación reconocimiento del derecho de huelga y apoyo a los obreros, colectivización de la agricultura, intervención del Estado en la economía nacional y en la educación; igualdad política social de la mujer, garantía de libertades para los indígenas, seguro social, control de precios, construcción de viviendas populares, la no intervención en los asuntos de otras naciones, el derecho a la autodeterminación de los pueblos y el combate a cualquier forma de opresión y el fascismo en un cambio estructura encaminado al ámbito social pero sin descuidar la importante transición hacia las instituciones. Pero, “dentro de los regímenes dictatoriales post revolucionarios se deben destacar aquellos propios del presidencialismo. 

El presidencialismo se define como la hegemonía que logra el poder ejecutivo sobre el legislativo cuando este último, en cuanto su composición, contiene una mayoría de diputados alineados al partido que en su momento sea el oficial.[10] Con respecto a la Iglesia, Cárdenas mantuvo una política de conciliación, pero la alejó sin perseguirla, mediante la educación socialista. Puso en marcha La Reforma Agraria a través de repartos masivos de tierra a los campesinos. Por el Nuevo Código Agrario 1940 se autorizó el establecimiento de ejidos ganaderos y forestales. En 1937 nacionalizó los Ferrocarriles Nacionales y en 1938 se expropiaron los trenes de las compañías petroleras extranjeras. “El periodo cardenista es esencial para comprender el ascenso industrial y urbano del país ante el modernismo. Con Lázaro Cárdenas se establecen las bases del control de los trabajadores del país, así como el sustento de las políticas del Estado de bienestar en materia de asistencia, previsión y seguridad social.”[11] 

Durante su administración se crearon la Comisión Federal de Electricidad, los departamentos de Turismo, de Prensa y Publicidad, la Secretaría de Asistencia Pública 1938, el Departamento Autónomo de Asistencia Infantil 1937; los bancos de Crédito Ejidal y Nacional Obrero de Fomento Industrial, así como el Tribunal Fiscal de la Federación realizando así la consagración el proyecto institucionalización que reforzaría a la sociedad, una sociedad que aun resentía el gran embate que había sufrido después de la revolución. Conclusiones:La revolución mexicana debilito grandemente a la burguesía mexicana, la cual no cuenta con la fuerza necesaria para echar andar la maquinaria del desarrollo económico del país. Ante este vacío, el Estado viene a suplir la labor que originalmente debe ser empresa de la burguesía mexicana, y con ello, la clase media arriba al poder y a la dirección de la economía nacional como efecto inminente de la revolución mexicana.

Con esto se dio un paso a nuevos sistemas políticos de gobierno, con los que se pretendía que el pueblo se sometiera ante el gobierno, pero de forma en que parecieran que esto era una democracia. Estos sistemas fueron el presidencialismo, unipartidismo y corporativismo. Pero con estos cambios, las consecuencias fueron catastróficas, ya que, con el nuevo gobierno, se pretendía que la iglesia perdiera todo el poder e influencia que tenía dentro de la política, esto ocasiono que la iglesia incitara al pueblo a levantarse en armas en contra del gobierno, con esto se dio comienzo a la guerra cristera.

Así mismo La modernidad urbana   fue un movimiento que dio paso al avance tecnológico de los aparatos domésticos, medios de trasporte y medios de comunicación en el país, con esto las grandes empresas comenzaron vender productos que ayudarían a la modernización del país.                

De esta forma el proceso de institucionalización de la revolución conllevó, contrariando las ideas de Zapata, la utilización del sistema de propiedad de las tierras, por parte de la nueva clase de poder, como un instrumento para afirmar la propiedad privada agraria en México, dentro del marco del sistema capitalista. El régimen post revolucionario enfrenta problemas ya no de tipo solo estructural sino de organización social. La existencia de caudillos, la presencia y pertenencia a extranjeros de sectores industriales claves para el desarrollo autónomo e independiente nacionales son un lastre que debe abatirse. La implementación de un solo partido como un único planteamiento de oferta política, como proyecto de nación, parte del corporativismo estatal, la impostura partidista y la postura ciega a un desarrollo endógeno y autónomo cuyo sustento o baluarte es la revolución mexicana.

Sin embargo, el régimen de gobierno post revolucionario se da a la tarea de organizar socialmente el trabajo y la producción. La cuestión no es fácil, por existe y persiste caciquismo. Así que, de alguna, manera el corporativismo estatal y las nacionalizaciones de industrias extranjeras, que controlan la producción en áreas que son estratégicas para la economía, son un fundamento clave para arrancar un proyecto de industrialización clave en el arribo al modernismo.

Lo que nos hace reflexionar sobre esta estaba de la historia de la institucionalización de México está plagada de múltiples momentos clave que nos adentran a distintas transiciones con la intención de encaminar a México a un país moderno que si bien traiciono las principales demandas de la revolución su efectividad se concretó y este régimen perdura largamente sin importar a temporalidad y circunstancias convirtiéndose en un partido en constante cambio que logro llevar a México a su más grande esplendor a nivel mundial y en el cual aun después de casi 100 años todavía nos sustentamos de un modelo político que pareciera perdurar para siempre en la política mexicana.

Calles no había logrado llevar al limite Cárdenas asumió la presidencia el 1 de diciembre de 1934. Calles tenía la idea de disponer del gobierno de Cárdenas tal y como lo había hecho en el pasado, pero lo que sucedió fue que Calles comenzó a perder poder y autoridad.  Al partir el 11 de diciembre de 1934, Calles se confortaba con saber que había impuesto en el gabinete de Cárdenas a tres callistas y que además había logrado que sus hijos Plutarco y Alfredo, fueran convertidos en gobernadores de Nuevo León y Tamaulipas respectivamente; y que a su yerno Fernando Torreblanca Contreras se le nombrara subsecretario de Relaciones Exteriores.

“Lázaro Cárdenas reflejo permanentemente, desde un principio, su deseo a crear su propia base de poder político a nivel nacional intentando captarse el apoyo de los campesinos y de los obreros.[9] de este modo el gobierno de Cárdenas se consolido rápidamente y pauto ideas claras que quería reflejar en la consagración del proyecto que Calles había apuntalado desde años anteriores. El 13 de diciembre de 1935 Calles regresó a la ciudad de México para defender al callismo de los ataques que estaba sufriendo; los periódicos que lo habían adulado en el pasado, se negaron a publicar sus declaraciones. Su arribo originó diversas protestas y la separación de algunos gobernadores, senadores y diputados de sus cargos.

En este cambio ocurrieron diferentes sucesos que marcarían la historia de México por completo. En este proceso se comenzó con la ideal de pertenencia, el sentimiento de creer que el país eran todo el pueblo, comenzaba el nacionalismo, un nacionalismo en el que la gente se identificaba, con él se pretendía que las personas creyeran que pertenecían al país, que, sin el pueblo, el país no era nada. Este proceso fue el que marcó el inicio de México como nación “independiente y democrática”.



[1] Medin, Tzvi, Ibíd. p.29
[2] Entrena Duran, Francisco, México del caudillismo al populismo estructural, Edi. Escuela de estudios hispano americanos, España, p. 31
[3] Córdova, Arnaldo, la ideología de la revolución mexicana, (la formación de un nuevo régimen), Edi. Era, México, p. 308
[4] Bartra Roger, Borge Eckart, caciquismo y poder político en el México rural, Edi. Siglo veintiuno, México, 1978, p. 7
[5] Gallo t, Miguel Ángel, Ibíd. p. 56
[6] Medina Peña, Op. cit., p. 77
[7] León de Palacios, Ana Ma. Op. Cit., p. 143
[8] Excélsior. Mejores instituciones; los hombres somos sustituibles, jueves 22 de mayo de 1975. p.1. 11
[9] Medin, Tzvi, Ibíd. p.145
[10] Meyer, Jean (1971) “El fenómeno del presidencialismo”. En Historia mexicana. Vol. XXI. Núm. 1. México. Pp. 38.
[11] Anguiano, Arturo (1975) “Cárdenas: ideología y política”. En El estado y la política obrera del cardenismo. ERA. México. Pp. 75