jueves, 9 de enero de 2020

El nacimiento de un nuevo proyecto nacional. "Los herederos de la revolución y las nuevas figuras representativas.” (La institucionalización de un México “prometedor” y la construcción de nuevos mitos posrevolucionarios). [Segunda Parte]

México Posrevolucionario

caudillismo-en-mexico
Reconstrucción Nacional

3. Una transición definitiva del caudillismo al populismo estructural; el inicio de una institucionalización, bajo una visión estadista. “Los primeros cimientos de la institucionalización del país bajo la máscara del Maximato.”

Inmediatamente, casi instantáneamente que Calles tuviera prácticamente todo el control sobre México olvidó su discurso en contra del caudillismo y la defensa de las instituciones. Tras haber embridado a la caballada revolucionaria y sin la sombra de Obregón, su figura se agigantó. Dentro del escenario político nacional no existía nadie por encima de él. Comenzaron a llamarlo el “Jefe Máximo de la Revolución” y le tomó gusto al nombre. Era el nuevo caudillo. Pero no era cualquier caudillo o más bien no era del todo un caudillo, “el asesinato del caudillo nacional implico la desaparición de los únicos principios de unidad y estabilidad conocidos en la tradición política, mexicana hasta ese momento.”[1] con esto también desapareció la figura encarnada por Obregón quien representaba claramente las características de los típicos caudillos teniendo una pauta de gran relevancia en la vida política del caudillo tradicional y del nuevo caudillo.

De esta manera también se habré una vinculación de gran repercusión con “el caudillaje local y el caciquismo están estrechamente ligados correlacionados y condicionados entre sí.[2] lo que hace de las figuras de Obregón y de Calles una transición muy importante y notoria en este asunto de concientización política de la transformación de la etapa de los caudillos a la de las instituciones; este cambio iba ligado en relación a toda una gama de características particulares que cada uno tenía, de tal modo que “Obregón podía menospreciar a calles como militar pero nunca como político; probablemente lo habría aplastado en el mismo terreno político de haberse dado un enfrentamiento entre ellos, pero en lugar de combatirlo lo hizo su mejor colaborador en la medida en que fue creciendo Obregón entre las masas.[3] de esta forma entre los dos se complementaban haciendo una figura inconmensurable y privilegios aparte de que cada uno veía un gran rival en el otro.

De esta manera la concepción del caudillismo viene de un fenómeno político y social, postrando una forma de dominar un país en la cual la fuerza primordial recaía en el caudillo, un líder carismático. Se trata de un hombre que gana la legitimidad política y el apoyo popular gracias a su magnetismo personal con el respaldo de la elite económica, de modo que adquiría un poder absoluto y lo ejercía hasta tal grado que parecía adueñarse del país. Que fue algo que sucedió con ambas figuras tanto como Obregón como a Calles, pero con características particularmente diferentes en la cuestión de la popularidad en donde pasa de ser un aspecto meramente físico y carismático a un aspecto más estructurado y sintetizado.

Retomando la idea caciquil tenemos que “los antiguos caciques han sido sustituidos por una diversidad de nuevos caciques que, por caminos generalmente paralelos a la estructura y practica políticas y con bases económicas directamente relacionadas con la explotación de sectores campesinos pauperizados aun forman parte del escenario nacional como, imponentes representantes políticos que ayudan a mantener las actuales formas de explotación, aun en contra  de la modernización  del aparato económico y del sistema político por el que pugnan algunos sectores de la burguesía estatal gobernante.[4] lo que nos da la imagen de la construcción de una transformación que se transmite en los aspectos políticos y el uso y el manejo de estos.

De esta forma podemos concebir que esta transición si bien no fue del todo perdida y aún sigue presente con cuenta con las mismas características que se tenían anteriormente y de esta manera si tuvo un gran el desarrollo de la vida política de México, en un cambio estructural más eficiente y estructurado que permitió que se llevase a cabo un innovador proyecto nacional.

La crisis política por la que atravesaba la familia revolucionaria, en el poder, se hizo más severa a raíz del asesinato de Obregón. Teniendo en cuenta que la reelección de Obregón había influido en circunstancias de conflicto, debido a las rivalidades existentes entre el caudillo y el líder morones, y por la manera violenta en que se eliminara a los otros dos principales aspirantes a la presidencia, que beneficiaba a morones y a los antirreeleccionista y, por supuesto, a Calles, quien fue el nuevo factor de lucha enconada entre los grupos que se disputaban el poder. Calles manifestó la idea de constituir un gran partido revolucionario que incorporara a los miembros de las diferentes facciones revolucionarios, destinadas a controlar la política general del país, pero reconociendo la autonomía de los partidos locales. La idea del partido como agente institucionalizador que había quedado esbozada solamente le faltaba que fuera aceptada por todos los hombres fuertes que constituían a la familia revolucionaria.

De esta forma “el partido oficial cumpliría tres importantes funciones; evitar la dispersión del grupo revolucionario; establecer un sistema pacifico de dirimir las luchas por el poder, y finalmente, dar alcances nacionales a la acción política para lograr las metas de la revolución, aunque estas no siempre estaban bien definidas.[5] Así pues sin más preámbulos Calles comenzó el desarrollo su obra institucionalizadora durante lo que se le denomino el Maximato, consiguió que fuera elegido Emilio portes Gil, un joven político que  no  había  ocupado  puesto  en  alguno  de  su  gabinete  y  podía  considerarse  como obregonista sin que fuera contrario al callizo estas características lo hacían un buen candidato para los planes de Calles, había sido gobernador en su natal en su natal Tamaulipas, había  desempeñado  un  gran  papel en la política.  La comisión de diputados que Eligio a portes Gil estableció que la presidencia interina se prolongara de primero de diciembre de 1928 al 5 de febrero de 1930, lapso en el que prepararía el proceso para la elección de un presidente.

La formación del partido fue visualizada por Calles de una manera concisa encaminada a la pretensión de centralizar la política mediante una maquinaria nacional que fuera controlada por una sola persona. La declaración de principios del PNR muestra también una clara congruencia con la filosofía de Calles. El PNR reforzaba los principios del artículo 3 constitucional y se proponía que la educación se encauzara hacia una vigorización del nacionalismo, el PNR proponía el fomento a la industria mexicana, proposición en concreto consistía en brindarle protección, crear bancos emprender campañas públicas para hacer crecer al consumo de artículos mexicanos.

Por aquellas fechas de la creación del PNR, Calles apenas comenzaba a ser el hombre fuerte. Si bien no contaba con un número de seguidores capaz de contrarrestar al poderoso grupo obregonista a la hora de buscar los candidatos para la presidencia constitucional.  Aarón Sáenz, un miembro de ese grupo y jefe después de la muerte del caudillo, era considerado en los medios políticos como el candidato idóneo, circunstancia que reconocía el presidente interino y el mismo calles. Pero no reunía las condiciones necesarias para continuar la obra callista, y mucho menos estaría dispuesto a permitir la injerencia del jefe máximo en su gobierno, Calles aconsejo a portes Gil que simulara aceptar la candidatura de Sáenz. Sáenz renuncio entonces a la gubernatura de nuevo loen y se dispuso a preparar su campaña de 1929.  

Mientras tanto porte Gil manda a llamar a pascual Ortiz rubio, un ingeniero en minas que había participado en la revolución a favor del carrancismo. Las razones que impulsaron a calles a escoger a Ortiz rubio para la presidencia parecen comprensibles, las circunstancias en las que llagaba Ortiz Rubio hacía difícil que poseyera fuerza política propia dentro del país, de manera que no tendría más remedio que aceptar los consejos del jefe máximo, a esta ventaja se agravaba el hecho que Ortiz era poseedor de una indiscutible honestidad, lo que hacía aún más conveniente esta intervención a favor de calles.

El gobierno de Portes Gil se caracterizó desde un principio por conflictos con organizaciones obreras que habían estado en contra de su designación como presidente interino. Los conflictos con la CROM y otras organizaciones sindicales (comunistas, socialistas, anarquistas y católicos) ocurrieron en el contexto de la recesión que, desde septiembre de 1929 avasalló a la economía de Estados Unidos, con la que la economía mexicana.

En lo político, Portes Gil permitió a Calles dar un paso fundamental hacia el Maximato, el ex presidente Plutarco Elías Calles había sido nombrado presidente del recién formado Partido Nacional Revolucionario PNR. Este cargo resultaría definitorio a la hora de consolidar su poder, pues le permitió de una vez por todas acabar con las aspiraciones de los obregonistas, convirtiéndose en el líder máximo de la política nacional.

El recién creado Partido Nacional Revolucionario PNR tomaba protesta a Pascual Ortiz Rubio como su candidato para las elecciones presidenciales de 1930. La elección de éste se dio en la más absoluta oscuridad en una encrucijada que tenía bien dibujada Calles. En realidad, su elección no tuvo otro motivo más que desarticular al obregonismo, representado por la candidatura de Aarón Sáenz y, sobre todo, aplastar la candidatura ciudadana de José Vasconcelos.

De  esta  manera,  Calles,  usando  todo  el  capital  político  del  partido  que controlaba,  así  como  el  aparato de  la  administración pública  federal,  encabezada por Portes  Gil,  inclinó  descaradamente  la  balanza  hacia  su  candidato,  asegurando  la presidencia  de  la  República,  a  pesar  de  lo  cual  es  importante  considerar  otro acontecimiento marcaría  la  presidencia  de  Portes Gil,  un  levantamiento  armado  que sería recordado como el último levantamiento gran levantamiento militar que consagraría el final de la etapa de los caudillos.

La dinámica propia del Maximato, en el que el ex presidente Plutarco Elías Calles, el autoproclamado "Jefe Máximo de la Revolución Mexicana", mantenía cuotas importantes de poder, hizo insostenible la presidencia de Ortiz Rubio, por lo que, al cabo de dos años, presentó su renuncia al cargo en 1932. Antes de irse y haciendo eco de la atmósfera de golpe de Estado que se respiraba afirmo: "Salgo con las manos limpias de sangre y dinero y prefiero irme y no quedarme aquí sostenido por las bayonetas del ejército mexicano".

Rodríguez ejerció la presidencia en calidad de sustituto del 4 de septiembre de 1932 hasta el 30 de noviembre de 1934, en calidad de Presidente Constitucional Interino de México. Durante su presidencia promulgó la reforma antireeleccionista a la Constitución, que evitaba la reelección inmediata de todos los cargos de elección popular, establecida a partir del 29 de abril de 1933. Reformó la Ley del Patrimonio Ejidal, creó el Banco Hipotecado y de Obras Públicas hoy Banco Nacional de Obras y Servicios Públicos.

Otorgó, por decreto del 2 de mayo de 1933, el completo control de cambios al Banco de México. Desde junio de 1933, Calles había expresado la conveniencia de elaborar un minucioso programa de acción que debería aplicarse en el siguiente periodo presidencial.  El grupo cardenista logró que el Plan Sexenal se convirtiera en un programa de transformación, tendiente a reivindicar los principios de la Revolución, pero no de la vieja revolución sino de una nueva concepción de la revolución de Calles.

Calles había logrado controlar como un titiritero a estos tres presidentes y había extendido su presidencia a la sombra de estas figuras y había encaminado a México mediante reformas, a la institucionalización del estado, pero el panorama cambio de la noche a la mañana y varios factores disgregaron a la asociación del Maximato en primera instancia fue la crisis económica que altero a todo el orden social mundial y por si fuera poco el auge que venía obteniendo Lázaro cárdenas, complicaban aún más el desarrollo posterior de Calles en la presidencia de la república. De esta forma “el derribamiento final del dualismo político y la desaparición del Maximato no se van a dar por el choque de las personalidades y grupos, sino por la consolidación de nuevas fuerzas políticas, ahora si sociales, que había puestos en marcha los gobernadores en sus conflictos con el centro.[6]

De esta manera “Calles cumplió su promesa de no regresar a la presidencia de la república, pero el régimen del caudillaje continuo en forma por demás original. Calles mandaba por sobre el presidente, sin responsabilidad alguna exigible constitucional ni políticamente. Calles forzó el tiempo y el mismo alcanzo a ser protagonista y víctima del ultimo caudillaje cuando en 1936 a petición del presidente Cárdenas salió del país.[7] Visualizando claramente el fin de una era conocida como el Maximato.

Así se observó está importante transición en donde “los individuos somos intercambiables y sustituibles, afirmando que en México ha terminado junto con el caudillaje una sensación irracional acerca de los hombres predestinados.[8] abriendo con esto un nuevo contexto y nuevos mitos en la concepción política del régimen mexicano.

4. La conclusión de un proyecto innovador, una nueva institución regidora del mecanismo político mexicano, del Maximato al presidencialismo. “La centralización de un solo poder y el inicio de una etapa institucional.”

Dentro del contexto de la última etapa de la presidencia de Plutarco Elías Calles podemos concretar que ese último año fue también su primer año como dueño de México. A pesar de los presidentes Emilio Portes Gil, Pascual Ortiz Rubio y Abelardo L. Rodríguez, las grandes decisiones, el ejercicio del poder real, y la última palabra en materia política provenía de la “sabiduría” del Jefe Máximo. Toda la clase política acudía a consultarlo. Su autoridad era indiscutible y nadie la puso en tela de juicio. Pero esto cambio de la noche a la mañana calles no logro mantener el poder más y termino cediendo hacia las nuevas generaciones que venía arraigando el nuevo sentido revolucionario de esta forma con Lázaro Cárdenas que no se sometió a los mandatos del jefe máximo y concentró el poder político en la figura presidencial.

Con la llegada de Lázaro Cárdenas a la presidencia en 1934, el poder del Jefe Máximo se vio paulatinamente disminuido. El general cárdenas movió las piezas de la política con mucho tacto, pero con maestría, en dos años arrebató posiciones al grupo callista. En 1936 Calles desapareció del escenario nacional. Luego de algunas críticas hacia las políticas del nuevo presidente, el Jefe Máximo dejó de serlo Cárdenas lo expulsó del país.

En mayo de 1935, Calles regresó a la ciudad de México, luego sostuvo una larga plática con Cárdenas, pero la situación política no cambió. El 12 de junio de 1935, Calles hizo declaraciones para exigir que se pusiera fin a la ola de huelgas y a la división del Congreso, ya que, en sus palabras, “por último interviene el ejército, como consecuencia, el choque armado y el desastre de la nación”.

En suma, Calles exigía devolver su influencia política y amenazaba a Cárdenas, en caso de no suprimir las divisiones del Congreso, en retirarle el poder como lo habría hecho Ortiz Rubio.  En respuesta, Calles solicita la renuncia de los miembros del gabinete con filiación callista. El 16 de junio Calles se lamentaba por sus palabras y declaró que se retiraba definitivamente de la vida política nacional. En el Zócalo de la capital los contingentes obreros manifestaron su apoyo a las decisiones de Cárdenas.

Lázaro Cárdenas durante su gobierno se caracterizó por el ascenso de las fuerzas revolucionarias. Se organizaron los movimientos obrero y campesino: Confederación Nacional Campesina (CNC) y Confederación y Trabajadores de México (CTM), como única organización obrera. Se constituyó la Federación de Sindicatos de Trabajadores al Servicio del Estado (FSTSE), medida por la que los empleados públicos abandonan sus nexos con la CTM. Organizadas las fuerzas sociales, Cárdenas crea en 1938 el Partido de la Revolución Mexicana (PRM) que queda estructurado con los sectores obreros, campesino, militar y popular burócratas, supeditados al Estado y al Poder Ejecutivo en particular que es una transición de gran relevancia en donde es solo se sustenta un cambio de paradigma dentro del partido que se convierte y se con sólida institución dentro del carácter político consolidándose como la nueva maquinaria política que si bien sufriría algunos cambios las bases establecidas y de las cueles se fundaba el partido siempre fueron las mismas.

De igual forma Cárdenas resolvió la crisis de autoridad expulsando en 1936 al "jefe máximo" de la nación, Plutarco Elías Calles, por conspiración contra el gobierno lo que concreto una transición más de suma importancia de la cual reforzó el presidencialismo y con la creación del nuevo partido diseñó las nuevas estructuras políticas y económicas que funcionarían sin mayores contingencias hasta finales de los años ochenta. El lema del PRM fue: por una democracia de trabajadores, y en la declaración de principios está la idea del proyecto de nación reconocimiento del derecho de huelga y apoyo a los obreros, colectivización de la agricultura, intervención del Estado en la economía nacional y en la educación; igualdad política social de la mujer, garantía de libertades para los indígenas, seguro social, control de precios, construcción de viviendas populares, la no intervención en los asuntos de otras naciones, el derecho a la autodeterminación de los pueblos y el combate a cualquier forma de opresión y el fascismo en un cambio estructura encaminado al ámbito social pero sin descuidar la importante transición hacia las instituciones. Pero, “dentro de los regímenes dictatoriales post revolucionarios se deben destacar aquellos propios del presidencialismo. 

El presidencialismo se define como la hegemonía que logra el poder ejecutivo sobre el legislativo cuando este último, en cuanto su composición, contiene una mayoría de diputados alineados al partido que en su momento sea el oficial.[10] Con respecto a la Iglesia, Cárdenas mantuvo una política de conciliación, pero la alejó sin perseguirla, mediante la educación socialista. Puso en marcha La Reforma Agraria a través de repartos masivos de tierra a los campesinos. Por el Nuevo Código Agrario 1940 se autorizó el establecimiento de ejidos ganaderos y forestales. En 1937 nacionalizó los Ferrocarriles Nacionales y en 1938 se expropiaron los trenes de las compañías petroleras extranjeras. “El periodo cardenista es esencial para comprender el ascenso industrial y urbano del país ante el modernismo. Con Lázaro Cárdenas se establecen las bases del control de los trabajadores del país, así como el sustento de las políticas del Estado de bienestar en materia de asistencia, previsión y seguridad social.”[11] 

Durante su administración se crearon la Comisión Federal de Electricidad, los departamentos de Turismo, de Prensa y Publicidad, la Secretaría de Asistencia Pública 1938, el Departamento Autónomo de Asistencia Infantil 1937; los bancos de Crédito Ejidal y Nacional Obrero de Fomento Industrial, así como el Tribunal Fiscal de la Federación realizando así la consagración el proyecto institucionalización que reforzaría a la sociedad, una sociedad que aun resentía el gran embate que había sufrido después de la revolución. Conclusiones:La revolución mexicana debilito grandemente a la burguesía mexicana, la cual no cuenta con la fuerza necesaria para echar andar la maquinaria del desarrollo económico del país. Ante este vacío, el Estado viene a suplir la labor que originalmente debe ser empresa de la burguesía mexicana, y con ello, la clase media arriba al poder y a la dirección de la economía nacional como efecto inminente de la revolución mexicana.

Con esto se dio un paso a nuevos sistemas políticos de gobierno, con los que se pretendía que el pueblo se sometiera ante el gobierno, pero de forma en que parecieran que esto era una democracia. Estos sistemas fueron el presidencialismo, unipartidismo y corporativismo. Pero con estos cambios, las consecuencias fueron catastróficas, ya que, con el nuevo gobierno, se pretendía que la iglesia perdiera todo el poder e influencia que tenía dentro de la política, esto ocasiono que la iglesia incitara al pueblo a levantarse en armas en contra del gobierno, con esto se dio comienzo a la guerra cristera.

Así mismo La modernidad urbana   fue un movimiento que dio paso al avance tecnológico de los aparatos domésticos, medios de trasporte y medios de comunicación en el país, con esto las grandes empresas comenzaron vender productos que ayudarían a la modernización del país.                

De esta forma el proceso de institucionalización de la revolución conllevó, contrariando las ideas de Zapata, la utilización del sistema de propiedad de las tierras, por parte de la nueva clase de poder, como un instrumento para afirmar la propiedad privada agraria en México, dentro del marco del sistema capitalista. El régimen post revolucionario enfrenta problemas ya no de tipo solo estructural sino de organización social. La existencia de caudillos, la presencia y pertenencia a extranjeros de sectores industriales claves para el desarrollo autónomo e independiente nacionales son un lastre que debe abatirse. La implementación de un solo partido como un único planteamiento de oferta política, como proyecto de nación, parte del corporativismo estatal, la impostura partidista y la postura ciega a un desarrollo endógeno y autónomo cuyo sustento o baluarte es la revolución mexicana.

Sin embargo, el régimen de gobierno post revolucionario se da a la tarea de organizar socialmente el trabajo y la producción. La cuestión no es fácil, por existe y persiste caciquismo. Así que, de alguna, manera el corporativismo estatal y las nacionalizaciones de industrias extranjeras, que controlan la producción en áreas que son estratégicas para la economía, son un fundamento clave para arrancar un proyecto de industrialización clave en el arribo al modernismo.

Lo que nos hace reflexionar sobre esta estaba de la historia de la institucionalización de México está plagada de múltiples momentos clave que nos adentran a distintas transiciones con la intención de encaminar a México a un país moderno que si bien traiciono las principales demandas de la revolución su efectividad se concretó y este régimen perdura largamente sin importar a temporalidad y circunstancias convirtiéndose en un partido en constante cambio que logro llevar a México a su más grande esplendor a nivel mundial y en el cual aun después de casi 100 años todavía nos sustentamos de un modelo político que pareciera perdurar para siempre en la política mexicana.

Calles no había logrado llevar al limite Cárdenas asumió la presidencia el 1 de diciembre de 1934. Calles tenía la idea de disponer del gobierno de Cárdenas tal y como lo había hecho en el pasado, pero lo que sucedió fue que Calles comenzó a perder poder y autoridad.  Al partir el 11 de diciembre de 1934, Calles se confortaba con saber que había impuesto en el gabinete de Cárdenas a tres callistas y que además había logrado que sus hijos Plutarco y Alfredo, fueran convertidos en gobernadores de Nuevo León y Tamaulipas respectivamente; y que a su yerno Fernando Torreblanca Contreras se le nombrara subsecretario de Relaciones Exteriores.

“Lázaro Cárdenas reflejo permanentemente, desde un principio, su deseo a crear su propia base de poder político a nivel nacional intentando captarse el apoyo de los campesinos y de los obreros.[9] de este modo el gobierno de Cárdenas se consolido rápidamente y pauto ideas claras que quería reflejar en la consagración del proyecto que Calles había apuntalado desde años anteriores. El 13 de diciembre de 1935 Calles regresó a la ciudad de México para defender al callismo de los ataques que estaba sufriendo; los periódicos que lo habían adulado en el pasado, se negaron a publicar sus declaraciones. Su arribo originó diversas protestas y la separación de algunos gobernadores, senadores y diputados de sus cargos.

En este cambio ocurrieron diferentes sucesos que marcarían la historia de México por completo. En este proceso se comenzó con la ideal de pertenencia, el sentimiento de creer que el país eran todo el pueblo, comenzaba el nacionalismo, un nacionalismo en el que la gente se identificaba, con él se pretendía que las personas creyeran que pertenecían al país, que, sin el pueblo, el país no era nada. Este proceso fue el que marcó el inicio de México como nación “independiente y democrática”.



[1] Medin, Tzvi, Ibíd. p.29
[2] Entrena Duran, Francisco, México del caudillismo al populismo estructural, Edi. Escuela de estudios hispano americanos, España, p. 31
[3] Córdova, Arnaldo, la ideología de la revolución mexicana, (la formación de un nuevo régimen), Edi. Era, México, p. 308
[4] Bartra Roger, Borge Eckart, caciquismo y poder político en el México rural, Edi. Siglo veintiuno, México, 1978, p. 7
[5] Gallo t, Miguel Ángel, Ibíd. p. 56
[6] Medina Peña, Op. cit., p. 77
[7] León de Palacios, Ana Ma. Op. Cit., p. 143
[8] Excélsior. Mejores instituciones; los hombres somos sustituibles, jueves 22 de mayo de 1975. p.1. 11
[9] Medin, Tzvi, Ibíd. p.145
[10] Meyer, Jean (1971) “El fenómeno del presidencialismo”. En Historia mexicana. Vol. XXI. Núm. 1. México. Pp. 38.
[11] Anguiano, Arturo (1975) “Cárdenas: ideología y política”. En El estado y la política obrera del cardenismo. ERA. México. Pp. 75


0 comentarios:

Publicar un comentario